A un amigo de verdad se le avisa. Alberto Contador y Andy Schleck simpatizaron hace ya algunos años jugando con los delfines de Curaçao. Pero Samuel Sánchez y el madrileño son de los que se llaman a menudo por teléfono, se cuentan cosas y se ponen al corriente de las intenciones en carrera. Samu, aparte de los gregarios del Saxo Bank, fue el único corredor del Tour que estuvo al corriente de las intenciones ofensivas del tricampeón. "Vamos a atacar, que a ellos no les va este descenso". Ellos no eran otros que Andy y Frank Schleck. El mensaje lo escuchó Samu. Fue la frase que puso en evidencia que la santa alianza ya está establecida en el Tour 2011.

Samu miró a Contador y se colocó el pulgar debajo de la barbilla. Fue el signo para indicarle a su amigo que iba al límite y que haría todo lo que pudiera. "Fue una lástima (explicó Contador al final de la etapa de ayer) de que Samu no anduviera fino porque, de lo contrario, ambos hubiésemos colaborado y la distancia lograda habría sido mayor".

Samu, Evans y Contador. A ninguno de los tres les importó la fuga consentida que circulaba por delante. Samu, Evans y Contador. Ellos por delante y el resto por detrás: los Schleck, sin poderlos seguir; Thomas Voeckler, de amarillo, el mismo que en los Pirineos no dio el brazo a torcer, comenzando a estar en su sitio; es decir, unos metros por detrás de quienes son los ases de la ronda francesa. El trío fugado no hizo otra cosa que generar un comentario en la trastienda del Tour. ¿Quizá son los elegidos para el podio de los Campos Elíseos? ¿El orden? Dependerá de dos cosas, sobre todo: de la furia de Contador y de la resistencia de Evans, quien tradicionalmente siempre tiene un día malo en las etapas de alta montaña.

El precedente pirenaico

Samu y Contador, la santa alianza, una colaboración que comenzó a gestarse en los Pirineos. En el Tourmalet, el corredor asturiano explicó a Contador que tenía la intención de escaparse en el descenso del famoso monte, una fuga que lo recompensó con la victoria en Luz Ardiden. El jueves de la semana pasada Contador no estaba para muchos cuentos.

De nuevo, en los primeros kilómetros de ascensión al Plateau de Beille, la pareja volvió a dialogar. Samu supo, en la etapa más importante de los Pirineos, que la rodilla derecha del tricampeón comenzaba a comportarse correctamente y que el madrileño no pondría objección al segundo ataque del campeón olímpico. Los hermanos Schleck, en cambio, de nada se enteraron.