El técnico del Mérida, Santi Amaro, reconocía que fue choque «supercomplicado y exigente en el que nos ha costado hacernos con el control con el balón, ellos juegan directos y a segundas jugadas, y físicamente muy fuertes. Hemos estado muy bien en las transiciones ofensivas». Reconocía que «acabamos sufriendo porque son muy buenos». Sobre el título, Amaro aseveró que «es una ventaja importante pero no somos campeones. Perdimos un partido de 31, estamos cerca, pero quedan muchísimos puntos». En la segunda parte, hizo gestos a la grada para que animaran. «Creía que era un momento en el que necesitábamos de la gente porque estábamos sufriendo».

Mientras, Adolfo Muñoz, el técnico del Cacereño, se mostraba contrariado y analizaba que «hubo dos partes muy diferentes, hemos entrado bien, pero lo ha marcado el primer gol en el que hemos pecado de inocentes esperando que se tirara la pelota fuera . Respeto al contrario porque eso también lo tiene que decidir el árbitro». Destacó que «lo importante es que el equipo ha levantado la cabeza y hemos ido arriba», a pesar de «los contratiempos de las lesiones. Hemos tenido muchas cosas en contra», reflexionaba el preparador, quien explicaba que «el segundo tiempo ha sido nuestro excepto en los minutos finales, aunque no hemos acertado en los pases finales, el Mérida se ha visto superado». Los siete puntos «son muchos, pero estos jugadores han sido líderes 20 jornadas, ahora lo importante es llegar bien a la parte de la verdad». Fue expulsado tras un rifirrafe con Santi Amaro. Afirmó irse «muy triste porque un compañero se protagonice de chivato, no había visto cosa igual. Yo le he dado clase de entrenador y me parece que ha estado fuera de sí. Tenemos que tener más respeto y humildad entre compañeros».