Después de que Rudy Fernández levantara la copa del Mundial de China, el seleccionador Sergio Scariolo era la imagen de la satisfacción, tranquilo y orgulloso, exultante, pero sin euforia. Estoy muy contento por el baloncesto que hemos jugado, conocíamos nuestras limitaciones de talento, a veces en ataque hemos hecho lo que hemos podido, pero en defensa siempre nos hemos sacrificado. Nuestra identidad es jugar en equipo, sentenció el técnico.

España conquistó con un sólido partido ante Argentina una medalla de oro histórica e inesperada. Empezamos con problemas, pero hemos encontrado una química muy buena. Me comprometo a que los participantes en las ventanas tengan una medalla de oro, me encanta haber podido dar un premio merecido a alguno de ellos, aseguró Scariolo en un sentido recuerdo de los jugadores que consiguieron la clasificación para el campeonato.

Dos supervivientes de aquellas concentraciones, Javi Beirán y Xavi Rabaseda, no acertaron a mostrar más que su asombro con la medalla recién colgada al cuello: Estábamos hablando que no estamos lo suficientemente alegres, no nos los creemos, decía Beirán. No me lo creo aún. He jugado poco, pero estoy muy emocionado, reconocía el catalán en la zona mixta.

La fiesta de los Hernangómez

La fiesta de la selección empezó a desmadrarse en el vestuario, con los hermanos Hernangómez a la cabeza. Somos todos campeones del mundo, había repetido antes varias veces Willy. No puedo estar más contento, decía un Juancho que lo que no podía era estar quieto, presa de la sobreexcitación del triunfo. Abuela, gracias por tener unos nietos tan guapos y buenos, le dijeron a su familia con el micrófono de Cuatro.

Uno de los supervivientes del otro título mundial de España, en Japón en 2006, fue el encargado de levantar la Copa, Rudy Fernández: Ha sido un torneo muy duro, pero hemos confiado en nuestro trabajo desde el principio y celebrar ahora una victoria así es inexplicable, dijo el balear.