Lo comprendió pronto. No era cuestión de volver a ganar el Tour sufriendo, como hizo en el 2007, temeroso de que se lo comieran en las contrarrelojes. Si era el mejor en la montaña, debía serlo también contra el cronómetro. Trabajo, trabajo y trabajo. Solo esa podía ser la consigna. "Contador tenía que mejorar su posición y ganar aerodinámica. El material se lo poníamos, pero él tenía que esforzarse", explica Pepe Navarro, un barcelonés, de 40 años, copropietario de la firma Hed, que sirve las ruedas al conjunto de Johan Bruyneel de toda la vida, y persona clave en el trabajo secreto que ha llevado al jersey amarillo a ser algo más que un buen escalador.

Fueron cuatro meses de intenso trabajo. Todo comenzó en San Diego, en enero, en el túnel del viento, unos pocos minutos que al ciclista madrileño le parecieron poco importantes, pero que sirvieron para recoger los primeros datos sobre una nueva posición, la que empezó a emplear en el prólogo del Dauphiné Libéré. Ahora tratan de copiarla sus rivales, pero él no la empleó correctamente hasta la última contrarreloj del Tour, donde lo dejó prácticamente sentenciado.

"No pude acompañarlo en enero a California --explica Navarro--, pero allí estaba Steve Hed, mi socio. Me llamaron a medianoche. Yo estaba tumbado en el sofá. Hed le daba a Contador consejos sobre cómo colocarse en las contrarrelojes. Eran comentarios muy técnicos, en inglés, que Alberto no acababa de entender. Yo, desde Barcelona, le serví de traductor. Debía inclinarse más, colocarse más hacia delante, poco a poco. Le esperaban varios meses de intenso entrenamiento".

La experiencia de Llaneras

Contador es la culminación a años de trabajo, de pruebas en la mejora de las contrarrelojes, cabras (así se denominan las bicicletas que se emplean en este tipo de etapas) superligeras y ruedas especiales de carbono. El jersey amarillo aprovecha los avances que se iniciaron con Lance Armstrong, con el triatleta Xavi Llobet haciéndole de probador de material, que siguieron con Levi Leipheimer, el que más ha conseguido inclinarse hasta parecer que va pegado al manillar, y que tuvieron a Joan Llaneras, el gran campeón de la pista, como el exponente máximo a la hora de tomar decisiones sobre la mejora aerodinámica, básica en contrarreloj.

"Me pasé años yendo a Girona a llevarles material a Armstrong y a Leipheimer y lo mismo hemos estado haciendo este invierno con Alberto. Cuando no podía hablar con él, lo hacía con su hermano Fran y poco a poco hemos conseguido que se fuera adaptando a la posición que empleó a la perfección en Annecy. Si se recuerda que ganó a Fabian Cancellara por solo tres segundos, entonces se comprenderá la importancia que tiene la aerodinámica. Alberto, ahora, perfectamente adaptado a la cabra, ha conseguido una mejora de 80 segundos por hora de competición", explica Navarro.

El secreto mejor guardado, el Contador contrarrelojista, se descubrió en junio, en Nancy. El madrileño fue segundo, a ocho segundos de Cadel Evans, desaparecido en el Tour.Por eso, si los difusores han sido la bomba en la fórmula 1, la aerodinámica en las contrarrelojes se ha convertido en el secreto mejor guardado del jersey amarillo.