Cuentan que Justin Sedlak tiene puesta una bandera de Portugal en el salón de su apartamento. ¿Por qué, si él es eslovaco? La broma suele ser que quizás no sabe que está jugando en España.

El pívot eslovaco del Cáceres Patrimonio de la Humanidad destaca por su buen carácter y sus ganas de hablar con todo el mundo, aunque le está costando integrarse. Eso y sus problemas de espalda le están procurando un complicado debut en el baloncesto profesional, pero el pasado viernes empezó a darse alegrías anotando 14 puntos ante el Huesca y siendo determinante en el triunfo, especialmente por los problemas de faltas de Leon Williams.

Fue seguramente la mejor noticia de la noche, aparte de la quinta victoria de la temporada. Una semana antes, Gustavo Aranzana se había quejado de la falta de rotación interior.

Sedlak no ha estado a gusto por sus problemas físicos, asumiendo dificultosamente el rol de primer relevo de los pívots, pero nadie habla ni un palabra negativa sobre su actitud (a menudo con su pequeño diccionario de español bajo el brazo) ni sobre su capacidad de trabajo.

Todo está siendo muy nuevo para este estudiante de psicología al que le gusta recordar en su camiseta ('Sedlak III') que su padre y su abuelo se llaman igual que él. Cáceres ni es su Pezinok natal ni tampoco Melbourne, sede de la universidad de Florida Tech donde la pasada temporada acreditó 20 puntos y 11 rebotes de promedio.

Numerazos con el importante matiz de que se produjeron en la segunda división de la NCAA. Gustavo Aranzana no le pide que los repita en el Multiusos: simplemente que cumpla, juegue duro, clave un par de suspensiones- y cuide durante todo el año de la mejor manera de su espalda. Si lo hace, perfecto. Con ello habrá cumplido más que de sobra, se insiste en el club extremeño de LEB Oro.

En pista del Tarragona el próximo viernes (21.00 horas) Sedlak tendrá una nueva prueba de fuego. Y está dispuesto a seguir en ascenso.