CACERES - 74: Richard Nguema (5), Pedro Robles (11), Antonio Peña (7), Roberto Morentin (12), Miguel Lorenzo (9) --cinco inicial-- José Antonio Medina (2), Olu Ashaolu (14), Devon Van Oostrum (0), Josh Duinker (3), Alex López (3), Braydon Hobbs (8).

MELILLA - 65: José Antonio Marco (9), Eloy Almazán (6), Francis Sánchez (5), Kiril Wachsmann (3), Héctor Manzano (12) --cinco inicial-- Juan Riera (3), José Amador (3), Darius Pakamanis (10), Jesús Castro (5), Selakovs (9).

MARCADOR POR CUARTOS: 20-13, 37-33 (descanso), 59-49 y 74-65 (final).

ARBITROS: De Lucas y Zamora.

La espina de haber perdido el playoff en mayo siempre estará ahí, pero al menos el Cáceres ayer se dio una vengativa alegría batiendo al Melilla con mayor holgura de lo que indica el marcador final, 74-65. Solo unos últimos tres minutos de desconexión por parte de los locales impidieron un resultado más llamativo y superar además el basket average , pero la noche estaba ya muy bien empleada. El Frade Team cada vez es menos fraude. No está llamado a grandes hazañas, pero al menos demuestra una honestidad a prueba de bombas. Y cuando le salen las cosas es capaz hasta de conmover.

Enfrente, todo lo contrario: un Melilla que sí aguantó económicamente su rango presupuestario dentro de la LEB Oro pero que marcha con una sonrojante clasificación. Al final va a ser verdad es viejo adagio de que importan más los hombres que los nombres. Su partido anoche fue lamentable, indigno. Algo retorcido ocurre ahí dentro.

CASI SIEMPRE DELANTE Firmaron los cacereños el mejor arranque de partido de la temporada. Durante los primeros siete minutos, el equipo pareció una banda afinadísima en la que cada uno interpretaba con precisión su partitura, tanto en ataque como en defensa. Ya se sabe que la apuesta de Frade es de alto riesgo, que cuando sale mal es difícil de digerir. Pero cuando no es así, suena a música celestialmente baloncestística.

Con Antonio Peña y Miguel Lorenzo imponiéndose en las dos zonas y con Robles letal en el tiro, la diferencia se disparó rápidamente hasta los 13 puntos (20-7, min. 7). Sin embargo, el Cáceres, que sustituyó muy pronto a todos sus titulares, no pudo mantener esa perfección --era lógico-- y el Melilla salió de forma transitoria de la espiral de desaciertos que le estaba caracterizando. Enganchó un 0-6 y terminó el primer cuarto con cierta decencia (20-13), ayudado por una técnica al banquillo local.

A esas alturas, además de la segunda falta de un revolucionado Olu Ashaolu, llamaba la atención que Devon Van Oostrum había sido degradado al papel de tercer base tras la titularidad de Richard Nguema y la posterior salida en su puesto de José Antonio Medina. El británico salió en el segundo minuto del segundo cuarto con 22-13. No tuvo un tiempo en cancha feliz y el Melilla continuó acercándose, aunque la culpa tampoco se le puede echar toda a 'DVO', sustituido con 28-25 a 4:41 del descanso.

Pakamanis igualó con un 2+1 (30-30, min. 18), pero el auténtico trabajo lo había hecho Selakovs, torpe, pero imponiendo su altura ante las mini-torres cacereñas. El guión empezaba a parecerse mucho al de otras noches en el Multiusos.

El Cáceres llegó a estar por debajo (32-33), pero se serenó un poco y consiguió alcanzar el intermedio por delante (37-33).

MORENTIN APARECE Se echaban de menos por entonces los siempre oportunos puntos de Roberto Morentin, que completó un tercer cuarto estupendo para resarcirse. El Melilla no conseguía que ninguno de sus acercamientos en el marcador culminase en algo serio. Ashaolu también surgió del banquillo para dejar en evidencia a los pívots del Melilla.

El resultado fue encarar los últimos diez minutos con un buen colchón (59-49). Se confirmaba la defenestración de Van Oostrum, que no salió en toda la segunda parte. Nguema también está siendo irregular, pero parece en un mejor momento. En un equipo como el Cáceres se agradece su exuberancia física.

La victoria no peligró en el último cuarto. Más bien todo lo contrario. Subir un escalón más a nivel defensivo y el horrible desconcierto melillense permitió a los cacereños hacer el break definitivo que incluso hizo con ambicionar la posibilidad de remontar el average de la primera vuelta (95-78). De hecho, a falta de tres minutos se había superado (74-56). Pero Héctor Manzano clavó un par de triples sin respuesta alguna. Eso no le quitó serpentina a la fiesta. Siempre es una estupenda noticia para el público que tu equipo gane dos partidos seguidos a rivales que le superan en dinero gastado.

Por cierto: pésimo partido de Francis Sánchez, que fue aplaudido al principio: 5 puntos con 2 de 14 en tiros de campo.