La afición de Portland empieza a mirar a Carmelo Anthony con ojos de sorpresa. La estrella cuya luz parecía consumida antes de tiempo, engullida por los nuevos tiempos de la NBA, pelea con fuerza por seguir en escena. Anthony solo ha necesitado diez días para demostrar que aún conserva algún destello de su antigua grandeza. En la madrugada del viernes, en su primer encuentro en el Moda Center, enfrente de su nueva afición, su actuación estuvo entre lo más destacado en la victoria frente a los Thunder de Chris Paul, que cayeron por 136-119. Sus 19 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias en 28 minutos fueron un recurso decisivo para unos Blazers que vivían un preocupante comienzo de curso, cuando la pasada temporada llegaron a las finales de la Conferencia Oeste.

Cuando todo el mundo daba por hecho el mutis por el foro de Anthony, después de precipitarse desde el firmamento de la Liga, el jugador neyorquino de 35 años parece empeñado en demostrar que aún merece un lugar en el reparto. En cinco encuentros, sus promedios empiezan a cobrar brillo: 16,6 puntos, 5 rebotes y 1,8 asistencias. En la desesperada batalla para no quedar relegado a simple pieza de museo, Anthony parecía tener guardado algún truco en la manga.

GASOL Y LAS BAJAS

El triunfo frente a Oklahoma es la segunda victoria seguida y también una excelente noticia para los Blazers, una franquicia que vive deprimida por las bajas de Jusuf Nurkic y Zach Collins, y que no acaba de dar con la tecla, como demuestra la rescisión de contrato de Pau Gasol, firmado antes del verano y que no ha disputado ni un solo partido oficial por la recaída de su lesión en el pie izquierdo. Con una panorama sombrío, enterrados en la décima posición de la Conferencia Oeste con un un 36% de victorias, los Blazers jugaron la carta desesperada de Anthony, firmándole un contrato temporal el pasado día 19 que tiene una salvaguarda: puede cortarse el próximo 7 de enero. Y puede que la apuesta no les salga tan mal.

Frente a los Thunder, Anthony anotó 9 de sus 11 tiros con un 81,8% de los lanzamientos. Según los datos que maneja la ESPN, en sus más de 1.000 partidos en la NBA, el 10 veces All-Star nunca había logrado semejante nivel de efectividad. Lo más próximo fue el 81,3% de la temporada 2.006. Después de la mala experiencia de la pasada temporada, que inició en los Rockets, que acabaron cortándolo en febrero para enviarlo a los Bulls, donde ni siquiera llegó a jugar antes de ser despedido, Anthony parece haber renacido. Así lo refleja también su actitud en la cancha. El pasado martes lideró a los Blazers con 25 puntos en Chicago donde lograron la victoria por 117-94 y rompieron una racha de cuatro derrotas consecutivas.

"Ha tenido dos buenos partidos seguidos. Jugó muy eficiente, fue capaz de anotar, crear problemas. Con Carmelo, siempre sientes su presencia en cancha, sabes que está ahí, nos da una dimensión diferente en el lado ofensivo que podemos aprovechar. Llama mucho la atención, es un muy buen pasador", comento el técnico Terry Stots sobre un jugador que se niega a claudicar, emblema de una generación única, la del draft del 2003, de la que surgieron Lebron James, Dwayne Wade o Chris Bosh.