ESPAÑA: (22+15+14+21) Ricky Rubio (3), Rudy Fernández (8), Jiménez (-), Garbajosa (8), Pau Gasol (20) -cinco inicial-, Mumbrú (7), Calderón (10), Berny Rodríguez (-), Reyes (13), Raúl López (-), Marc Gasol (3) y Navarro (-).

CROACIA: (11+15+12+21) Ukic (7), Rozic (4), Tomas (7), Banic (15), Barac (-) -cinco inicial-, Prkacin (1), Kus (7), Planinic (12), Nicevic (2) y Loncar (4).

ARBITROS: Zavlanos (GRE), Sudek (SVK) y LaMonica (ITA). Sin eliminados.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a las eliminatorias de cuartos de final del torneo de baloncesto de los Juegos Olímpicos.

España ya está en las semifinales de los Juegos, a un paso de las medallas, acariciando el reto que se marcó antes de empezar su aventura. Allí le espera mañana Lituania, que ayer se deshizo de China sin problemas (94-68). Es el lugar de rango que le corresponde al campeón del mundo, aunque su paso por el torneo olímpico, hasta ahora, había dejado más interrogantes que respuestas. Frente a Croacia, no fue así (72-59). Ayer apareció su imagen más convincente, justo cuando era más necesaria: en el cruce decisivo. Los cuartos fueron la estación en la que se apeó hace cuatro años en Atenas. Ayer los superó, igual que hace 24 años, en Los Angeles.

España sabía que, en una situación como la que ha llegado a Pekín, sin el punto de dulzura del Mundial o del último Europeo, debía encomendarse a la defensa. Y en eso puso todo su empeño frente al cuadro croata. Suele ser la llave que abre casi todas las puertas. Sobre todo si a nivel ofensivo el equipo encuentra a faltar la aportación de pieza claves como Garbajosa o Navarro, que han bajado las revoluciones colectivas.

El pívot ofrece otros aspectos del juego que lo compensan e incluso aportó ayer un par de triples importantes. Pero Navarro, sin su inspiración ante el aro, está pasando por el torneo como una sombra (ayer acabó con 0 puntos en 9 minutos).

INICIO SOLVENTE No tardó Croacia en apreciar lo que le iba a costar cada canasta. El desafío que iba a representar. Pasó más de seis minutos sin anotar la primera. Y, a partir de ahí, el resto fue un lento goteo, sin fluidez, siempre enredado en la tela de araña tejida por España.

Eso unido a una apuesta por surtir de balones a Pau Gasol en ataque, donde se manejó sin demasiada oposición de los pívots croatas, permitió a España, por primera vez, un inicio tranquilo, en contra de lo que ha sido habitual (10-1) y le concedió el control del partido, que supo manejar con autoridad.

En ningún momento se sintió cómoda Croacia. En ningún momento dio la sensación de estar a la altura del desafío que le lanzó la selección. Ni mucho menos puso en peligro la victoria española. Los márgenes se movieron por encima de los 10 puntos como mínimo y, a partir de ahí, empezaron a crecer hasta un máximo de 24 (68-44).

Todo el mérito hay que dárselo a la selección que ha conseguido transmutarse en este torneo y sacar el mono de trabajo como alternativa a esa imagen arrolladora, con glamur, que hasta ahora la caracterizaba. Los números, desde luego, resultaron abrumadores a favor del equipo de Aíto. Croacia se quedó en 11 puntos en el primer cuarto. No pasó de 15 en el segundo. Bajó a 12 en el tercero. Y solo logró elevar su prestación en el último, cuando la defensa de España se relajó.

Con Pau Gasol como referente, y la sala de máquinas defensiva funcionado a todo trapo, España encontró una vía convincente que puede darle dividendos. No es el equipo arrollador de hace dos años, el equipo que divertía del Mundial, pero tiene oficio, ambición y sabe como ganar, ingredientes necesarios para sustentar su candidatura.