Juan Carlos Sánchez Colchón, conocido en el mundo del fútbol sala nacional como ‘Juanqui’, quiere seguir en el candelero del deporte que ama y apasiona. El pivote pasa el confinamiento de este estado de alarma en su casa de Almendralejo. Le dio tiempo regresar de Zaragoza cuando se confirmó la suspensión de la Primera División de fútbol sala. Y no se lo pensó. «Nos dijeron que se aplazaba la liga y me vine rápido porque imaginaba que todo se complicaría. La verdad es que se está haciendo largo y, sobre todo, nos pesa mucho a la hora de entrenar. Por mucho que queramos, en casa no se puede entrenar bien. Y menos para un deporte como el nuestro», puntualiza.

El internacional extremeño está cumpliendo su sexto año en la Primera División del fútbol sala nacional después de regresar el pasado mes de noviembre de Italia. Estuvo algo más de un año en el Calcio Latina de la máxima división italiana. «Los primeros meses fueron bien, pero luego el club dejó de cumplir con sus compromisos económicos y yo veía que tenía que salir de allí». Con una vitrina llena de goles y la vitola de ser internacional, a Juanqui le salieron varias novias en Primera y terminó eligiendo Zaragoza Sala 10, un histórico del fútbol sala nacional. «Estoy muy feliz en Zaragoza. Tengo una excelente relación con el presidente, me han ofrecido trabajo para compaginarlo con el fútbol sala y la ciudad es maravillosa», dice.

Juanqui firmó por dos temporadas y ansía lograr la salvación con el conjunto maño. Cuando se suspendió la competición, el Zaragoza estaba en puestos de descenso en penúltima plaza, pero a un partido de la permanencia. «Y nos quedaban partidos con rivales directos», señala. Ahora, con la liga suspendida y un panorama incierto, todo apunta a que la competición podría darse por cancelada. «Lo más sensato sería quedar la clasificación como está y no provocar descensos, pero sí ascensos. El año que viene habría una Primera de 18 equipos, que sería lógica», opina.

Si se confirma la permanencia, afrontaría su séptima temporada en Primera después de pasar por Peñíscola, Santa Coloma y ahora Zaragoza. Ha sido internacional con España y una vez pichichi de la liga. Atrás quedan sus años de Almendralejo y Forma Cáceres. «Esos inicios que me lo dieron todo y que nunca hay que olvidar», remarca.

Solidario

No ha querido quedarse de brazos cruzados durante el estado de alarma y, junto a dos compañeros de fútbol sala como Víctor Ursu y Jaime Aldeguer, ha emprendido una iniciativa que sirve para recaudar fondos para Cruz Roja y que pueda destinarse a familiares en riesgo de exclusión social.

Ha contactado con decenas de jugadores de fútbol y fútbol sala que conoce para solicitarles una camiseta y sortearlas por donaciones. Ha logrado camisetas de Waldo, Rober Correa, Willy, Nono, Ito, Burgui, Carlos Cordero y hasta el polo del Liverpool que llevó Paco Herrera en la final de Champions de 2005. También hay muchas de jugadores de talla mundial del fútbol sala. «Toda ayuda es poca», dice este jugador que sabe lo que es llegar muy arriba desde muy abajo.