Serena Williams, la primera jugadora del mundo, continúa aferrada al trono universal del tenis femenino en el que se aposentó en el último año y prolongó su dominio al Abierto de Australia, conquista que selló a costa de su hermana Venus, a la que derrotó por 7-6 (7-4), 3-6 y 6-4.

La pequeña de las hermanas californianas alimentó su leyenda particular y profundizó su paso a través de la historia. En este caso, la tenista de veintiún años ya ha pasado a protagonizar algunos aspectos de los recuerdos más insignes de la raqueta y ha logrado, de corrido, los cuatro Grand Slam, algo que no sucedía desde que Steffi Graf lo logró en 1991.

La lucha fue dura y se prolongó durante dos horas y veinte minutos. Serena, obsesionada con acomodarse en la gloria, y Venus, la única que parece capaz de cuestionar se reinado, depararon un duelo sumamente equilibrado.