La estadounidense Serena Williams se declaró un ser insaciable de victorias, tras ganar ayer su octavo Grand Slam y su tercer Abierto de Australia.

"Sabía lo que quería hacer, porque soy insaciable", dijo Serena tras humillar a la rusa Maria Sharapova (6-1 y 6-2). "Creo que todavía hay cosas que incluso puedo hacer mejor, y estaba segura de lo que deseaba hacer cuando salí ahí fuera". Con un vestido blanco, el pelo suelto, y portando su teléfono móvil en una mano y en la otra un sandwich, Serena comenzó su discurso con la copa al lado. "Disculpad pero tengo hambre, aún no he comido nada", dijo.

Mientras tanto, el chileno Fernando González, décimo favorito del Abierto de Australia, que hoy disputará la final contra el número uno del mundo, el suizo Roger Federer, mostró ayer confianza en obtener la victoria. El partido se inicia a las 15.45 (La 2).