Angel Marcos no parece ni más ni menos nervioso que en otros momentos de la temporada. Es de suponer que, tras una larguísima carrera en los campos de fútbol como jugador, directivo y entrenador, la final de mañana del Cacereño ante el Linares (0-0 en la ida) le supone más un reto que una sombra negra. Pero descender a Tercera es descender a Tercera y, quizás, estemos ante su último día en un banquillo.

Marcos da un pequeño respingo cuando se le comenta esa posibilidad. "Yo nunca le digo a un médico si es la última consulta que ha tenido o a un abogado si es la última audiencia que ha tenido. Seguiré siendo entrenador toda la vida", responde.

Cualquiera diría que, efectivamente, el de Linarejos es un partido más. Desde luego, la preparación no ha tenido nada de especial en cuanto a priorizar el descanso porque "a estas alturas todo el trabajo está hecho", argumenta. El equipo desde luego sí ha incidido en pequeños aspectos tácticos, pero con poca carga a nivel físico.

La alineación

Siguiendo el manual clásico, el técnico de Serradilla no da pistas sobre cuál será su once inicial, aunque lo más seguro es que Gonzalo pase al lateral derecho, ya que Rubén Palero está lesionado, Ismael Athuman con la selección de Kenia y la confianza en Ale es prácticamente nula. Otra posibilidad sería retrasar a Pablo Gállego.

"Lo veremos. Tampoco hay mucho donde elegir. Somos 16. No creo que varíe mucho respecto al domingo pasado", comenta con ambigüedad. También se prevé el regreso de Leo Ramírez al centro del campo su sanción, pero la resistencia de Marcos no se ablanda. "No lo sé, no lo voy a decir. El equipo respondió bien el otro día. Un jugador no varía un partido y menos en estas categorías. Sí lo hace que un equipo juegue unido", sostiene.

Es una realidad que solamente se dispone de 16 miembros de la primera plantilla. Quien pensase que José Collado podía recuperarse a tiempo de su lesión era bastante ingenuo.

En el escenario está el recuerdo de lo sucedido el pasado domingo, ese empate sin goles que deja todo muy abierto. "Somos conscientes de que hicimos muy buen partido, no concediendo ni una sola ocasión. Las pocas que hubo, las tuvimos nosotros. No puedes reprocharle la falta de acierto a un equipo. Hay que cambiar esto: volveremos a tener ocasiones e intentaremos materializarlas. Se puede salir a tumba abierta, pero estando muy atento, prestando mucha atención en el plano defensivo. Y lo hicimos, excepto al inicio, que estuvimos nerviosos. Luego estuvimos dominando todo", analiza Marcos.

Admite además una consideración: "No sabemos cómo se va a poner el partido. No sé cómo van a salir ellos. Solo les vale ganar y tendrán que ir a por ello, pero nosotros también porque no podemos conformarnos, quedarnos atrás a verlas venir. Eso tampoco nos da la eliminatoria".

El ambiente

Mucho se está hablando de lo que se encontrará el Cacereño en la grada de Linarejos, que se prevé que esté prácticamente lleno. La afición del equipo andaluz ya dejó claro su mensaje en el Príncipe Felipe con casi 500 desplazados. Sin embargo, Marcos no cree --o al menos eso dice-- que hinchada rival vaya a ser decisiva. "Muchos jugadores de mi plantilla han vivido ambientes así, jugándose muchísimo. No debería afectarnos mucho. Esto se va a resolver con los 22 jugadores y el trío arbitral. Unos con aciertos y otros con fallos desequilibrarán la eliminatoria. Lo demás no sé hasta qué punto puede influir", indica.

De hecho, se reafirma en que, como futbolista, "cuando he jugado ante miles de personas, era algo que me gustaba, me daba igual que en nuestro estadio o en otro. Es bonito y una oportunidad magnífica".

Además, el CPC no estará solo. Tres autobuses y numerosos seguidores en sus coches se desplazarán hasta Jaén: "Nuestros jugadores van a estar satisfechos con la representación que tendremos en la grada. Es de agradecer la movilización, sean cuantos sean. El apoyo durante esta semana en la ciudad también está siendo muy grande".

O alegría o desilusión

No habrá término medio a eso de las 21.15 horas de mañana: o en Segunba B o en Tercera. En caso de permanencia, Marcos lo vería, en principio, como "una alegría más. En estos últimos años hemos tenido también partidos definitorios por la permanencia, como ante el Cerro o el Arroyo. El equipo está acostumbrado a vivir en estos límites y puede ser un grado de experiencia".

Sin embargo, si se le aprieta un poco y mira hacia atrás, con todas las dificultades que ha habido esta temporada, admite que ha sido "un año difícil, con muchas salidas y entradas de jugadores. En los dos últimos meses se han ido dos y otros dos se han lesionado. Hemos llegado con los justos y hasta nos podemos dar por satisfechos. Será un once inicial válido y con experiencia".

En el otro plato de la balanza estaría bajar, pero ahí no ve él un drama irreversible: "Todos los descensos son tristes, pero los clubs siguen adelante. No tendría que pasar nada. Vamos a trabajar por ganar. Si no, la historia del Cacereño está llena de ascensos y de descensos, igual que de la de otros. Sería una desilusión, pero habrá que seguir trabajando. Pero no vamos a pensar en eso".