Sergio Pérez Anagnostou (Madrid, 15 de septiembre de 1979) ya no se volverá a enfundar camiseta profesional alguna. La última que ha lucido ha sido la del Cáceres Patrimonio, durante los últimos tres años. No jugará el próximo viernes en Palencia en el cierre de la liga, aunque sí viajará, porque su Aquiles está saturado de tantas batallas baloncestísticas. Ya ni siquiera entrenará. Ahora, como futuro gerente del Cáceres, encara una nueva carrera. En su primera entrevista como exjugador profesional, habla sobre esa nueva etapa. Y lo hace con el poso de la experiencia en este deporte y la prudencia para lo que le viene, nuevo para él. Tiene cursado hasta cuarto de Arquitectura y tercero de Ingeniería Informática y, sobre todo, mucho mundo. Un mensaje diáfano: le gustaría que Ñete Bohigas siguiera como entrenador del equipo. Y sí, también piensa en llegar, algún día, a la ACB.

--¿Se esperaba ese final del viernes? ¿Lo ha digerido ya?

--No. Me sorprendió muchísimo tanta muestra de cariño y afecto. Fue un día redondo. Para empezar, porque ganamos el partido. Y después porque me siento un privilegiado. Fue el final soñado por cualquier deportista. Tres días más tarde, todavía sigo en una nube. Espero volver a corto plazo a la realidad porque es necesario para hacer bien mi próximo trabajo.

--¿Con qué se queda de toda su carrera?

--No me parece justo quedarme con un solo instante. Ha habido muchos, todos en su contexto. Obviamente, el debut en la ACB con el Fuenlabrada ante el Caja San Fernando, jugar una Copa del Rey, que es un acontecimiento increíble... jugar también con la selección, aunque fuera la selección b dos años distintos cuando estuve en Ourense y fuimos a Argentina. Estaban Oliver, Roberto Guerra, Jordi Trías, Fran Vázquez. También fui cuatro años más tarde, cuando yo estaba en Gran Canaria y fuimos también a Argentina. Ahí jugamos contra Ginobili... y eso te marca.

--¿Con qué no se queda? ¿Cuál ha sido su peor momento?

--Con ninguna de las lesiones, aunque ninguna haya sido muy trascendental ni grave. Ha habido momentos nada buenos. El ascenso que tengo con Murcia en mi segunda etapa allí no pude jugar por un episodio crítico de una hernia que tuve en la espalda y estuve dos noches sin dormir. A pesar de subir y estar infiltrado hasta las cejas, no pude disfrutar como me hubiera gustado. Lo de las lesiones es terrible.

--Cuando firmó por Cáceres, hace tres temporadas, ¿ahí estaba ya pensando en la retirada?

--Yo estaba viviendo la experiencia de la liga francesa, en la cuarta división. Antes de ir, lo hablé con mi familia y nos pareció bien lo de aprender un idioma y tal y que los niños vivieran otras costumbres e idiomas. En un principio la intención era seguir allí unos años. El nivel de la liga me lo permitía, estaba ‘viejoven’. Iba a cambiar de club, pero al final se cruzaron Cáceres, Ñete Bohigas y Jordi (Jorge García, a quien sustituirá en el Cáceres) y me apetecía volver a competir. Allí la liga es un poco distinta a lo acostumbrado y la oportunidad del Cáceres era perfecta.

--Dígame tres-cuatro nombres de toda esa carrera...

--Amigos para toda la vida me quedo con muchos. Decir tres o cuatro se me queda corto, y eso es bueno. Entrenadores... el que me dio la oportunidad de competir a nivel profesional fue Salva Maldonado, que pidió mi cesión desde Fuenlabrada para jugar en Ourense. Obviamente tengo que decir a Ñete porque es el que me rescata un poquito de la experiencia francesa y me da la oportunidad de competir a buen nivel en LEB Oro. ¿Qué ocurre? que tengo esa despedida, que aquí estamos, que tengo la oportunidad de recoger el testigo de Jordi para la gestión del club. Antes de eso, otro técnico, Armando Gómez, que cuando yo estaba en Madrid, sin jugar y atendiendo mi negocio, entre él y Ferrán López me ‘embaucan’ entre comillas para jugar en el Fundación Fuenlabrada y desde esa asociación entre los tres volví a divertirme. Fui un poco padrino de los jóvenes que estaban en la cantera del club y al final ascendemos a LEB Oro aunque no se concretara económicamente. De jugadores, me quedo con muchos: Roberto Guerra en Gran Canaria, el propio Ferrán López, un superclase...

--Ahora se plantea lo de ser gerente. ¿Sabrá estar a la altura?

--Espero estarlo. Sé que el listón está muy alto con lo que hizo Jordi. Sé que me van a ayudar, él el primero, sobre todo ahora, pero ¿sabré estar? Espero que sí.

--Usted tiene estudios de Arquitectura. ¿Qué va a construir en el Cáceres?

--Mis ideas primero tengo que gestionarlas y tratarlas con el cuerpo técnico y la directiva. Hay dos parcelas: la deportiva de un lado y de otro de la gestión y el nexo con la cantera y el presupuesto. Tenemos que ver qué iniciativas se llevan a cabo para potenciar la marca del Cáceres. Ideas tengo muchas, pero hasta que no que sepa si son factibles de hacer no las voy a decir. No puedo decir: ‘en dos años estaremos en la ACB’ si no se puede concretar. No voy a vender la burra si no estoy realmente convencido de que puedo llevar a cabo esas ideas.

--¿Quién va a ser el entrenador o quién le gustaría que fuera?

--No lo sé. Esta es una decisión que tienen que tomar varias personas. No depende de mí solo. Sí sé lo que lo que puedo hablar con la junta directiva. A día de hoy no lo puedo decir. Puedo tener una opinión y voy a intentar convencer a la gente.

--Pero usted ha tenido muy buena relación con Ñete Bohigas. ¿Le propondría? ¿Se ha merecido seguir?

--Obviamente sí, pero ya digo que esto no depende solamente de mí. Yo tengo muy buena relación con Ñete y también con Roberto (Blanco), su ayudante y también con muchos entrenadores. Pero no hay que basarse exclusivamente en eso y decir: ‘apuesto por sí a ciegas’. Hay otra serie de condicionantes que hay que ver. ¿Que me gustaría que siguiese Ñete? Pues sí, pero hay que atender a otra serie de cosas y no depende solo de mí, como digo.

--¿A cuántos jugadores renovaría ahora de la plantilla?

--Todo se debe a un presupuesto y a un plan deportivo a tratar. A lo mejor llega Ñete o quien sea el entrenador y dice: ‘quiero jugar así’ y los jugadores que tenemos ahora no sirven para eso.

--Sí, sí, pero usted sabe que gente como Luis Parejo se va a quedar...

--Eso se lo tendrías que decir a Parejo. Yo hablaré con él y le diré: ‘a ver, queremos esto y esto de tí’. Y a lo mejor puede que llegue él y me diga: ‘no, no, no, no me parece bien lo que me ofreces económicamente o tampoco me gusta lo deportivo. No me estás ofreciendo lo que yo quiero’. Todo hay que hablarlo.

--Usted no ha empezado a trabajar aún, claro, pero sus ideas las tiene y algunas cosas las habrá tratado con los directivos...

--Hemos hablado cosas, en líneas generales, y de la estrategia a tratar a medio-largo plazo, pero a partir de ahí concretar... Estamos hablando de aspectos que son no ambiguas, pero sí muy generales. Hay que sopesar el presupuesto, si es viable renovar o fichar al jugador que sea.

--¿Se ve con el Cáceres subiendo a la ACB un año de estos?

--Sí, claro, por qué no. No estaría empezando a hacer bien mi trabajo si no sopesara una opción así, ya sea dentro de dos, tres, cinco o 20 años, pero obviamente, una persona que tenga un puesto de esta responsabilidad debe intentar hacer a todo y aspirar a todo. No sería justo ni con las personas que depositan su confianza en mí, que en este caso son los directivos, a los que agradezco mogollón esa oportunidad, ni con la afición, ni con los compañeros. No sería justo con la ciudad de Cáceres si acepto un puesto en el que no aspiro a lo máximo. Así lo veo yo. No me voy a comprometer con cualquier persona que me encuentre por la calle y me diga: ‘el próximo año ACB’. Pues no lo sé. Vamos a intentar establecer una estructura y una base para que sea así, cuando sea, pero dar los pasos necesarios para ello, pero cuidado.

--En Cáceres se subió casi sin querer... hace 26 años.

--Ojalá, ojalá, pero eso es complicado, jajaja.

--El Breogán ha subido. ¿Le vale el ejemplo? Es una plaza histórica...

--Como Cáceres. Cuando la gente escucha Cáceres a nivel baloncesto lo asocia al recuerdo de la Copa Korac o esa final de la Copa del Rey en León que lo pudo cambiar todo. Esto cala a la hora de asociar a una marca a la ciudad. La gente no pierde de vista que Orenga jugó aquí, Paraíso, y americanos de muchísimo nivel también lo hicieron. Breogán, tras muchos años en LEB Oro, al fin ha concretado ese ascenso. Ha sufrido mucho, pero este año se han marcado claro y han hecho un superequipo para estar ahí con muchísimo nivel durante todo el año, teniendo 11-12 jugadores y fichando para mantener ese nivel. Mi más sincera enhorabuena y ojalá sirva de ejemplo.

--¿Y Cáceres puede conseguirlo si se dan ciertas circunstancias?

--La circunstancia principal para hacer esos superequipos es tener detrás un sustento económico importante y no puedes comparar condiciones de trabajo, por ejemplo, del director deportivo del Breogán con las que tenía Jordi en el Cáceres o el 80 por ciento de los clubs de Oro. Breogán estaba por encima de todos y han aprendido de errores pasados. Trabajaremos para tratar de igualar condiciones económicas con el resto de equipos.

--¿Qué le falta a este club?

--Dinero le falta a todo el mundo: ya sea a ti, ya sea a mí en casa... siempre que se intentan hacer iniciativas, el dinero lo pone todo más fácil. Pero no es solo es tema de dinero. Lo mejor para mejorar es sentarme con los diferentes estamentos del club (directivos, cuerpo técnico...) y dejarme asesorar. A partir de ahí, mejorar. No te puedo decir ahora: ‘pues tenemos que meter en la oficina a 20 personas’ porque es inviable. Tenemos todo el verano para darle a la cabeza. Sé que mi verano se ha complicado y que las vacaciones ya veremos. Encantado, ¿eh? aunque pase calor. Me pondré un ventilador y a sudar.

--El otro día dijo que buena parte de la decisión de quedarse como gerente en el club estriba en lo feliz que está también su familia en Cáceres. ¿Ellos qué han dicho estos días?

--Mi mujer está encantada en la ciudad. Al final aquí la vida en familia es muy cómoda. Estamos acostumbrados a Madrid, donde para hacer cualquier gestión tienes que coger el coche y tardar media hora o ir a trabajar una hora. Eso es tiempo perdido en calidad de vida porque lo pierdes en tus hijos o en ti mismo. Parece una tontería pero no lo es. No me canso de repetirlo: desde mi día 1 en Cáceres, con la presentación en el Barceló, todo ha sido fácil. Tres años más tarde, el homenaje, medio llorando ahí y todo el mundo conmigo. Eso ayuda mucho. Lo que me ofrecen es un puesto bonito, exigente y de responsabilidad el que me ofrecen. Intentaré corresponder a esa confianza. En Cáceres se vive muy bien.¿Que qué me ha dicho mi familia? Pues para adelante.