El Atlético de Madrid y el Sevilla se enfrentan mañana en el Camp Nou, en lo que es una final inédita de la Copa del Rey. El Sevilla ha sido campeón en cuatro ocasiones (1935, 1939, 1948 y 2007) y el Atlético, con nueve (1960, 1961, 1965, 1972, 1976, 1985, 1991, 1992 y 1996), es el cuarto conjunto del palmarés por número de títulos, tras el Barcelona (25), ganador el pasado año, Athletic (23) y Madrid (17), pero sevillistas y colchoneros nunca se habían encontrado antes en el partido definitivo.

Quique Sánchez Flores, entrenador del Atlético, convocó ayer a todos sus jugadores disponibles, incluido el centrocampista del filial Rubén Pérez, que el pasado sábado debutó con el primer equipo. El técnico, que no pudo dirigir la sesión a puerta cerrada de ayer por una gastroenteritis con proceso gripal, desplaza a toda su plantilla a Barcelona.

El Atlético se ha plantado en la final tras un viaje con altibajos, pues fue cómodo frente al Marbella, tuvo una remontada espectacular ante el Recreativo, sufrimiento contra el Celta y una actuación notable en semifinales ante el Racing. Ha sido el camino del equipo rojiblanco hacia el partido decisivo por el título del torneo frente al Sevilla, en el que aparece con cuatro victorias, un empate y tres derrotas y con un sobresaliente potencial goleador: ha firmado 21 tantos en sus ocho choques de este curso en esta competición.

Distinto ha sido el camino del Sevilla, que se ha ganado a pulso estar mañana en el Camp Nou, pues el sorteo de las eliminatorias previas le deparó unos complicados emparejamientos que el conjunto hispalense superó en busca del trofeo. Tras medirse a un Segunda B como el Atlético Ciudad murciano en su aparición en el torneo, posteriormente se las tuvo que ver con el todopoderoso Barcelona (vigente campeón), un Deportivo que vivía entonces su mejor momento de la temporada y un Getafe que se ha convertido en una de las gratas revelaciones. Pero todo eso ya no cuenta.