Tras el clásico, solo habló Xabi Alonso y lo hizo antes de abandonar el terreno de juego por obligación con las televisiones. Normalmente, cuando llegan los grandes fiascos suele salir uno de los capitanes a dar la cara. Lo hizo Raúl cuando el ´alcorconazo´ para pedir perdón a la afición e Iker Casillas tras la eliminación en octavos de final a manos del Lyón en marzo del 2010. Desde el club se pide la lógica calma en estos casos de descarrilamiento.

El silencio del equipo tuvo su continuidad en el vuelo de regreso a Madrid, en el que no se permitieron hacer fotos o filmar a los jugadores. Tampoco a Mourinho, que se refugió en su reproductor de mp3. Nada de eso pudo observar Florentino Pérez, que, como es habitual, no viajó con el equipo. El presidente del Real Madrid se quedó en Barcelona por motivos personales.