Diego Pablo Simeone cumplirá el próximo sábado ante el Sevilla 300 partidos ligueros dirigiendo al Atlético de Madrid, una cifra redonda en la competición doméstica que llega en un contexto de dudas en cuanto al juego y los resultados del conjunto rojiblanco, un nuevo desafío para el técnico argentino.

De solución urgente para un equipo que caminaba a la deriva en diciembre de 2011 -décimo con 22 puntos en 17 jornadas y eliminado de la Copa del Rey por un Segunda 'B', el Albacete-, a ganar esa misma temporada la Liga Europa y encadenar un periplo triunfador de ocho títulos, mucho ha cambiado la vida del Atlético con Simeone.

Los colores, la camiseta

"Nos gusta un equipo agresivo, un equipo fuerte, aguerrido, contragolpeador. Lo que nos llevó a los atléticos a identificarnos con esta gloriosa camiseta", dijo en su presentación, en el antiguo Vicente Calderón, en diciembre de 2011. Esas señas de identidad, y no otras, son las que ha conseguido consolidar durante estos casi ocho años en la entidad rojiblanca, dos finales de la Liga de Campeones perdidas incluidas y un traslado de estadio, del Vicente Calderón al Wanda Metropolitano, transitado con éxito, con los últimos dos títulos tras ese hito.

Convertido en el segundo entrenador de la entidad por número de partidos entre todas las competiciones (434, solo por detrás de los 611 de Luis Aragonés, el 'Sabio de Hortaleza'), tras el duelo en el Sánchez Pizjuán, Simeone ingresará en un distinguido club: el de los entrenadores con 300 partidos o más en la Liga española.

Una sociedad con menos de 40 miembros en los 90 años de historia de la competición liguera, que también comanda Luis Aragonés (757 duelos dirigidos entre el Atlético, Betis, Barcelona, Espanyol, Sevilla, Valencia, Oviedo y Mallorca) y en la que pocos técnicos han alcanzado las tres centenas solo con un club: entre ellos, el holandés Johan Cruyff, cuyos 300 duelos ligueros con el Barcelona y su 'Dream Team' serán igualados el sábado por Simeone.