Pediría un favor a la afición española y, en concreto, a los periodistas. Alberto Contador está ante la oportunidad de su vida de intentar ganar el Tour. Por lo menos, tiene el podio de París a su alcance; pero, sobre todo, trátenlo con cariño y no lo presionen más de la cuenta.

La presión es una mala compañera para un ciclista. Lo estamos comprobando ahora con Alejandro Valverde. Ayer no estaba repuesto del varapalo de la contrarreloj. En el Plateau de Beille se ha visto que, influenciado por lo del sábado, no ha podido tener la capacidad para sufrir lo que era necesario y por ello ha cedido tiempo. Valverde todavía no ha conseguido cubrir un Tour. Estoy seguro que la situación por la que atraviesa ahora le servirá para aprender. En el Tour se tiene que aprender. Es una carrera distinta a las demás. Y él ahora debe sufrir; al margen que también quiero recordar que llegó al Tour afectado por la desmesurada campaña que se había generado en contra suya.

Ayer hemos superado la llegada en alto más difícil de este Tour. Quiero agradecer, en un día aciago para mi equipo, el sensacional apoyo que hemos recibido del público. Nos daban ánimos, sobre todo a Valverde. Gritaban nuestros nombres. Nos apoyaban. Por esta razón, él se ha podido mantener entre los 10 primeros de la general.

Yo he cedido en el pelotón en el instante en que Popovych se ha puesto a acelerar el ritmo en favor de Contador. La velocidad era excesiva. Sabía que Alejandro se había descolgado hacía poco. Y por esta razón decidí esperarlo. Iba con Arroyo. Lo mejor era que los tres hiciéramos la ascensión a la cumbre juntos.