Cuando los ocho empleados de la sede de la Federación Extremeña de Fútbol llegaron ayer, como cualquier otro día, a su trabajo --por cuyo desempeño no cobran desde hace justo ahora 10 meses-- se encontraron con una nueva y negativa sorpresa: les resultaba literalmente imposible hacer una llamada telefónica.

La compañía Orange ya les había avisado de que ayer expiraba el plazo para que se abonaran los recibos pendientes. Si esto no sucedía, la medida sería inmediata. Y así fue: podían recibir llamadas, no hacerlas. Una prueba más en el esperpento en el que está instalada desde hace muchos meses la territorial.

El caso, en efecto, es uno más entre las particulares penurias por las que están atravesando los empleados federativos. Hay más. Desde hace unos días no disponen de suministros tan esenciales como para que sus impresoras tengan tóner.

Además, el agua de su última garrafa está a punto de terminarse y se desconoce si se podrá llenar de nuevo. No hay liquidez, nunca mejor dicho.

En los próximos días, previsiblemente esta misma semana, también puede haber otro mazazo aún peor para el funcionamiento del día a día : se les puede cortar el suministro eléctrico. Y es que las cuentas federativas están literalmente a cero y no pueden recibirse subvenciones por pesar numerosos embargos.

El caos es absoluto. Mientras, uno de los empleados de la territorial, Manuel Hurtado, ha pedido la rescisión de contrato y ha solicitado una indemnización por sus más de 30 años de contrato para una cantidad que en el juicio de conciliación se estipuló en 91.000 euros, informa Abel Hernández . Todo ello se basa en el incumplimiento con sus nóminas y se fundamenta específica y legalmente en el impago de las mismas a partir del cuarto mes.

La web, en el aire

También se adeuda el dinero correspondiente a dos temporadas completas a la empresa que gestiona la página web. Hay también un ultimatum de por medio y la continuidad de este medio de comunicación oficial de la territorial puede dejar de ser un hecho también en breve.

El presidente de la Junta Gestora, Guillermo Ordiales, está haciendo contínuas gestiones para que, al menos, puedan reunir un dinero para atender a sus más elementales necesidades. De momento están siendo infructuosas al pesar unos embargos cada vez más difíciles de levantar.

Similares problemas están ocurriendo --el del teléfono incluido-- en la Mutualidad. Toda una coyuntura difícilmente imaginable hace un año.