A Alejandro García García, a quien los aficionados del Cacereño conocen más como Álex García (Avilés, 6 de mayo de 1994), parece que le gusta hablar claro y llamar a las cosas por su nombre. Por eso no duda en reconocer que en las últimas semanas se ha visto al equipo con «algunas dudas», «con menos contundencia». Pero no hay que hacer ningún drama, solo es una racha negativa, algo que todos los equipos, «absolutamente todos», sufren en algún momento a lo largo de la temporada. «Si les pasa al Madrid o al Barcelona, por qué no nos puede pasar a nosotros». Son cosas normales del fútbol y solo hay una fórmula para dejar atrás todos esos problemas, el trabajo, «seguir trabajando y pensar en el próximo rival», el Aceuchal, que es quien visita mañana la Ciudad Deportiva de Cáceres para enfrentarse al CPC (16.30 horas). «Toca recuperar las buenas sensaciones», añade.

«En los últimos partidos nos ha faltado intensidad, hemos perdido un poco la esencia de equipo duro y férreo», añade Álex García, que no duda en que todo eso volverá a recuperarse rápidamente. «Esta semana hemos hablado mucho, como todas las semanas en realidad, porque siempre hay cosas que mejorar, también cuando se gana».

Cuando habla de sí mismo también es muy claro: «Aún no estoy al cien por cien; si digo que lo estoy y el domingo hago un mal partido, me lo podrán recriminar con motivo». Acaba de salir de una lesión que le ha tenido apartado de los terrenos de juego mes y medio, el primer inconveniente grave que ha tenido este futbolista que dio sus primeras patadas a un balón en el Avilés y después pasó siete años en la cantera del Sporting de Gijón.

El domingo pasado reapareció ante el Trujillo, jugó media hora y cuando llevaba solo cuatro minutos en el terreno de juego marcó el único tanto de los verdes, un gol que al final no le sirvió para puntuar. «Cuando juego se me olvidan todos los dolores, no estoy al cien por cien, pero sí muy motivado», dice durante un alto en su trabajo en el gimnasio al que acude todos los días para potenciar la rodilla.

Reconoce sentirse muy cómodo en Cáceres y elogia la buena acogida que tuvieron tanto él como el resto de compañeros llegados del Avilés por los jugadores que ya estaban. «Desde el minuto uno nos hicieron sentir como uno más». Ayuda mucho también, dice, la cercanía y el cariño de la afición. «Durante mi recuperación», cuenta a modo de anécdota, «un señor me paró en la calle para decirme que esperaba que me recuperara pronto, que el equipo me necesitaba».

Ya ha vuelto y ahora solo tiene un pensamiento en mente: ayudar al Cacereño a conseguir el objetivo, muy claro: ascender.