Deon Thomas y Bobby Martin cogen el teléfono a la primera: "Hello?". Cuando uno se identifica como periodista, todo son amabilidades y confidencias, quejas amargas sobre el trato que, según aseguran, están recibiendo del Cáceres. De todo ello se deduce que los dos viven casi en la indigencia, pese a haberse ganado la vida con el baloncesto en la última década con un promedio de ingresos anuales de 300.000 dólares (una cantidad similar en euros, 50 millones de pesetas).

"No tengo dinero para pagar nada" (Thomas). "Vivo en un piso sin luz, calefacción ni agua caliente" (Martin). Este permanece en la ciudad pese a que su contrato fue rescindido hace dos semanas, habitando la vivienda que el club le había proporcionado. Su situación se intuye, al menos, incómoda, aunque el propio Thomas, Hurl Beechum y "otros amigos" le acogen eventualmente.

EL ´AFFAIRE´ DE MALAGA

Martin no quiere hablar en público sobre la acusación de que fue sorprendido con una mujer en un hotel de Málaga antes de jugar un partido. "Está en manos de mi abogado y cualquier cosa que diga no va a beneficiarme, pero lo que está haciendo el club es increíble", afirma. Su deseo principal es que "todo se solucione pronto" y que su imagen "no se dañe más".La voz de Thomas suena igual de apesadumbrada.

"Estoy muy bajo. Yo no quiero fallarle al equipo, pero no tengo otra solución. Estoy con mis compañeros y con los aficionados siempre. Mi trabajo es jugar, que los otros se ocupen de lo que tienen que hacer",