El 'Doctor' Sócrates, fallecido ayer a los 57 años, no se graduó de campeón en los dos mundiales que jugó, pero tiene un sitio reservado entre los grandes del fútbol por su talento y el espectáculo que ofreció con Brasil en España 82 y México 86.

Sócrates Brasileiro Sampaio de Sousa Vieira de Oliveira murió ayer en un hospital de Sao Paulo, a causa de un "choque séptico" derivado de graves problemas asociados a sus excesos con el alcohol, que ya le habían provocado anteriormente una cirrosis hepática.

Su nombre de filósofo griego siempre llamó la atención en el fútbol, así como su espigada figura con una estatura de 1,91 metros y la elegancia de su juego, en especial su habilidad para hacer pases con el talón, con lo que puso en aprietos a muchos rivales.

Pero la calidad no siempre va de la mano de la suerte y eso lo constataron el capitán Sócrates, centrocampista armador, dueño de la camisa número 8, y los demás miembros de la constelación que el entrenador Telé Santana llevó a los estadios españoles y mexicanos en los mundiales de 1982 y 1986.

Con astros deslumbrantes como Zico, Falcao, Junior y Toninho Cerezo, entre otros, Sócrates formó la mejor selección brasileña después de Pelé, pero ese equipo de ensueño, el favorito, fue apeado de los dos mundiales antes de las semifinales y terminó ambos en el quinto lugar.

En el Mundial de España, Sócrates marcó dos goles: uno en el primer partido, en el que Brasil venció 2-1 a la Unión Soviética, y otro en el último y decisivo, aquel juego dramático en el que el equipo del 'jogo bonito' fue eliminado al caer por 2-3 ante la Italia de Paolo Rossi, el verdugo de la tarde, autor de las tres anotaciones de la 'Azzurra'.

En 1986, en México, marcó otros dos: el de la victoria 1-0 en el estreno ante España, de cabeza, y el primero de la goleada 4-0 a Polonia, pero en los cuartos tuvo el infortunio de perder ante Francia uno de los cobros de la tanda de penaltis tras el empate 1-1 y Brasil volvió a quedar eliminado.

Fue su despedida de la selección pero no del fútbol profesional, al que dedicó tres años más para luego centrarse en el ejercicio de la medicina, profesión que estudió en paralelo con sus inicios como jugador en el Botafogo de Ribeirao Preto. De ahí el sobrenombre de 'Doctor' que le acompañó su vida deportiva.