Cuando el 19 de diciembre Ole Gunnar Solskjaer fue nombrado nuevo entrenador del Manchester United, los periódicos recogieron unas declaraciones premonitorias de Danny Gabbidon sobre el noruego: «Es todo lo contrario a Mourinho, muy sensato, tranquilo, transmite buenas vibraciones y sabe crear buen ambiente». «Se dice que hay grandes egos en el vestuario, pero él no será agresivo con ellos», agregó. Gabbidon coincidió con Solskjaer en su etapa en el Cardiff y sabía de lo que hablaba.

Con solo un mes al mando, el noruego ha transformado un escuadrón roto en un engranaje capaz de ganar siete victorias consecutivas, elevando Paul Pogba a la categoría de líder y explotando definitivamente las capacidades goleadoras de Rashford a sus 21 años. La afición de los diablos rojos corea más su nombre que el del club e incluso los periodistas están más satisfechos, con ruedas de prensa menos tensas y nunca convocadas a las 8 de la mañana, como solía pasar con el portugués.

DUDAS INICIALES JUSTIFICADAS

Lo cierto es que la llegada de Solskjaer fue más melancólica que esperanzadora y el club evocó los buenos tiempos escondiendo su falta de experiencia como entrenador. Sus pasos anteriores en el Molde noruego y el Cardiff City fueron tan opuestos que era difícil creer que se trataba de la misma persona.

En tres temporadas, entre 2011 y 2014, alcanzó con el Molde dos títulos consecutivos de liga, la Copa y se clasificó para la fase de grupos de la Liga de Campeones. Unos números extraordinarios en la historia del club, siempre a la sombra del Rosenborg.

Su regreso a la Premier League se convirtió en una cuestión de tiempo y, después de rechazar una oferta del Aston Villa en 2012, se decidió por la propuesta del Cardiff. Fue aquel su peor momento como técnico, llegando en enero de 2014 en 17º lugar, incapaz de mejorar y perdiendo la categoría. Fue despedido después de un mes en la segunda división y volvió al Molde, paso previo a su actual etapa en Manchester.

AQUEL GOL EN EL CAMP NOU

Vistos los precedentes, fue significativo como el United comunicó su incorporación: «Solskjaer se convierte en nuestro entrenador interino, 20 temporadas después de decidir con EL gol del Camp Nou». Y es que pocas cosas pueden elevar más el estatus de un jugador que marcar el tanto ganador en una final de la Champions. La decisiva contribución de Solskjaer en los últimos segundos de la final de 1999 contra el Bayern Munich se convirtieron en un episodio imborrable de la historia del club y marcaron sus 15 años de su longeva etapa en Old Trafford.

Cinco lustros que dieron para mucho y dejaron incontables episodios entrañables, como su expulsión para evitar el gol de Rob Lee cuando el United necesitaba la victoria ante el Newcastle. O cuando marcó cuatro tantos en 18 minutos contra el Nottinham Forest en 1998 saliendo desde el banquillo. O cuando forzó el empate final del partido contra el Liverpool en la FA Cup de 1999… A todo ello, Solskjaer podría haberse ido de Old Trafford en varias ocasiones pero fue leal al club y se ganó el respeto de los aficionados.

SACRIFICIO Y DETERMINACIÓN

Solskjaer creció a la estela de Sir Alex Ferguson, un entrenador que identificó sus cualidades y lo definió en su autobiografía como «un hombre de mentalidad analítica» que tomaba notas en el entrenamiento e incluso durante algunos partidos. Sus compañeros admiraban tanto su ética como su profesionalidad y capacidad de sacrificio.

Al parecer, Ruud van Nistelrooy tuvo dificultades para caminar el día después de una sesión de gimnasia con Solskjaer. Quienes lo conocen insisten en no subestimar su determinación. «En su momento pensaba: ‘¿Cómo va a sobrellevar tanta presión?’, Debemos recordar que solo tenía 23 años cuando cambió Noruega por Manchester, pero comenzó a anotar de inmediato», recuerda Oyvind Alasker, periodista de la TV2 noruega. «Tenemos jugadores noruegos con más talento que no lo han logrado, necesitas una mentalidad fuerte y él lo tiene». Su rápida adaptación como jugador recuerda a su impacto inmediato como entrenador.

Henning Berg, paisano y excompañero de equipo, lo describe como un tipo muy familiar a quien le gusta echar raíces. Al contrario de Mourinho, que en su corta trayectoria como futbolista cambió de club casi cada año y, como entrenador, es incapaz de durar más de tres añosen un mismo club…

¿Será Solksjaer el nuevo Sir de Old Trafford?