UD MELILLA - 0 Munir; Pepe (Sidi, 85I), Amarito, Bolaños (Richi, 80I), Mahanan; Fran Miranda, Guille Roldán, Nando, Sufian; Vázquez, Chota.

CACEREÑO - 1: Vargas; Rubén Palero, Mario Pizarraya (Iván Pérez, min. 72), Gonzalo, Juan Carlos Mejías; Checa, Dani Pérez, Elías (Alcalá, minuto 67) José Ramón, Aaron, Martins (min. Valverde, minuto 83).

GOL: 0-1 (min. 74) Iván Pérez.

ARBITRO: Díaz Escudero, (Comité Murciano). Mostró la tarjeta amarilla a Chota, Mahanan y Nando por el conjunto local; e Iván Pérez, Aaron, Martins, Mejías y Rubén Palero por parte del Cacereño.

Balón de oxígeno y segundo triunfo consecutivo para un Cacereño necesitado de puntos tras ganar por la mínima en el Alvarez Claro a uno de los equipos que ha comenzado el campeonato más fuerte, la UD Melilla (0-1), quinto clasificado.

El partido fue tremendamente disputado e igualado, no fue nada vistoso de ver para el espectador pero sí resultó muy interesante desde el punto de vista táctico, donde se fraguó la victoria visitante. El choque deparó 90 minutos de tensión y lucha con las defensas siendo protagonistas. Apenas si hubo ocasiones, siquiera acercamientos, a las respectivas áreas, especialmente en la primera mitad; y por ello la emoción y los nervios se presentaron hasta en la pelota parada.

Al final, una buena jugada por banda de José Ramón con centro al área fue aprovechada por Iván Pérez para marcar un gol que costó defender durante más de un cuarto de hora y que dejó finalmente una gran alegría en los futbolistas cacereños.

El partido comenzó a un ritmo ciertamente lento, con los dos equipos demasiado encorsetados por las tácticas impuestas por los técnicos. Ni Juan Moya ni Angel Marcos habían dejado nada al azar, ninguno quería dar facilidades a su adversario y por lo que se veía sobre el rectángulo de juego habían aleccionado perfectamente a sus respectivos onces. Los jugadores malgastaron muchos minutos en desplegarse sobre el tapete y los primeros minutos pasaron pesados sin nada que llevarse a la boca.

La grada observaba la lucha tan cruenta como infructuosa que se estaba destando en la zona medular, donde Checa imponía su hegemonía. Ninguno de los dos equipos quería cometer un error de bulto que costara un tanto tempranero en contra y quizás por ello se prodigaron en el juego contundente.

Poco sucedía, pero el once cacereño daba muy buenos síntomas según lo esperado por su técnico, porque se comportaba como un bloque unido, como un grupo correoso y ordenado que maniataba sin tregua la zona de creación rival, que no llegó en los primeros cuarenta y cinco minutos a puerta.

Salvo en una ocasión, justo antes del descanso, y en esa el Cacereño tuvo dosis de suerte. Sufian robó la pelota a Palero en el costado y logró progresar con ella hasta sortear a un defensor y soltar un grandísimo disparo de rosca que se fue directamente a la madera defendida por Vargas. Con las tablas iniciales campeando ambos equipos encararon el camino de los vestuarios.

SEGUNDA PARTE Tras el tiempo de descanso el choque se reanudó con parecidas maneras a la primera, aunque quizás cabe resaltar que los melillenses controlaron mejor y más la pelota. El Cacereño saltó con el preaviso del disparo al poste y trató de no dejar ni un solo hueco al rival, que movía con cierta soltura la pelota pero siempre de lado a lado, de manera horizontal al área y nunca vertical; pues cuando intentaba se topaba con un Cacereño expeditivo en el corte.

Por contra el Cacereño se prodigó muy poco en ataque y al igual que en el primer periodo sólo llevó inquietud en las jugadas a pelota parada, que cobraban tal y como iba el encuentro una especial importancia. Todo se podía decidir en un saque de esquina o en una falta lateral. El Melilla corría en contra del reloj, que cada vez le dejaba menos opciones. No conseguía tener la tranquilidad necesaria como para dar ese último pase y además también le faltaba la calidad para decidir en el remate, porque en esta segunda mitad sí pisó área con más asiduidad, aunque siempre sin total claridad.

Entonces Angel Marcos decidió mover tecla y acertó de pleno. Pasada la hora de juego introdujo a Alcalá para aportar frescura y pasado el 70 metió a Iván Pérez. Dos minutos después de entrar éste al césped marcaba el único tanto del partido. Jose Ramón agarraba la pelota en la banda para realizar una gran jugada personal con centro ínterior de la cocina local, allí Martins (sufrió tarjeta y no jugará el domingo ante el Almería B) no consigue rematar la pelota de manera ortodoxa, el rechace le cae a Iván Pérez que dispara, la pelota toca en un defensor y se cuela ante un asombrado Munir.

De ahí al final el Melilla buscó la heroica pero entonces quedó claro el poderío defensivo de un Cacereño sin agobios.