El deporte español se empieza a despedir de los Juegos de Atenas entre contrastes. A dos días de la clausura, luce la mejor cara cuando ve la medalla de oro de Iker Martínez y Xabi Fernández en vela y la de bronce en salto de longitud de Joan Lino Martínez, un cubano nacionalizado con nombre catalán, pero se enfada al ver la desgraciada eliminación de los chicos de oro. Y comparte el dolor de esos jóvenes, ese admirable grupo de jugadores de baloncesto que había hecho soñar a toda la afición española con revivir, 20 años después, las legendarias madrugadas de gloria de Los Angeles-84.

Y la ilusión llegó a ser tan grande que se perdió un poco el mundo de vista. Cierto es que las estrellas de la NBA habían dado pena en sus primeros partidos, pero estaba en juego el honor de una potencia y el orgullo de unos baloncestistas a los que les cuesta reconocer que los blancos también pueden saltar. Ayer, estrellas como Marbury e Iverson sí que merecieron la fama que se les concede con tanta facilidad. La realidad es que España tiene grandes jugadores, pero sólo dos de ellos están en la NBA (Pau Gasol y Raül López), y el segundo no ha venido a Atenas. La desilusión caló hondó. "Merecíamos ir a las semifinales, pero estamos fuera. Se acabó", dijo Gasol con la voz entrecortada.

Sobraron, sin embargo, cuestiones no tan colaterales como un arbitraje inadecuado para un partido de ese calibre, que dio paso a indisimuladas quejas del equipo español contra las ayudas que no precisan los jugadores de EEUU, estrellas en su Liga pero nunca más un dream team que provoque devoción entre sus rivales como el de Barcelona 92.

OTRO DREAM TEAM España sí tiene su dream team de vela en una pareja de vascos que domina la F-1, la clase 49er. Ni una fractura en un dedo del patrón Iker Martínez a 40 días de los Juegos les ha impedido demostrar que son los mejores. "La hemos liado gordísima porque hemos cumplido un gran sueño", afirmó Martínez. Eran un valor seguro y han tenido 16 regatas para dar el segundo oro a España, después del de Gervasio Deferr en gimnasia. El éxito permitió a la delegación avanzar en el medallero hasta la posición 19. Nueve platas y cinco bronces no dan rango suficiente.

Si Martínez y Fernández tenían 16 pruebas para bañarse en oro, al gallego Iván Raña sólo le concedían una oportunidad en una disciplina tan dura como el triatlón. Y no estuvo a la altura. ¡Qué decepción! Era, según el pronóstico del presidente del Comité Olímpico Español, José María Echevarría, la medalla que veía más cerca antes del inicio.

Pese a ese batacazo, España está a un paso de igualar las 17 medallas conseguidas en Atlanta, cuatro años después de las históricas 22 de Barcelona. El saltador Joan Lino Martínez, compatriota de Niurka Montalvo, se coló por todo lo alto en una especialidad que era terreno de un Lamela que emuló a Raña.