Parece que se va a hacer costumbre que el Al-Qazeres fiche a una serbia por Navidad. Hace un año fue Nina Bogicevic y este, Jovana Vidakovic. "Sí, sé quién es. La he visto jugar", cuenta la nueva jugadora, ya a las órdenes de Jacinto Carbajal, dicharachera al máximo.

La alegría que transmite es contrapuesta a una infancia difícil, en la que tuvo que marcharse de Sarajevo, su ciudad natal, por la Guerra de Bosnia como epicentro. "Es complicado de explicar. Una historia demasiado larga", cuenta la chica, de 21 años y 1,73 de estatura. Algo de sufrimiento se intuye ahí, pero enseguida lo borra.

Recupera la sonrisa para hablar de por qué ha llegado a Cáceres. "Es el sitio adecuado para seguir mi carrera internacional. Creo que he acertado porque llevo pocos días aquí, pero ya me siento como en casa. La gente de allí y la de aquí tiene un carácter similar: son abiertos, intentan hablarte y ayudarte lo máximo posible", afirma. Le hablan en inglés, de momento, pero, conociendo la facilidad de los balcánicos para los idiomas, es fácil pronosticar que pronto entenderá el español. Ya hasta se atreve con algunas palabras.

De momento, lo que ya se ha aprendido es el nombre de sus compañeras ("¡eso es muy necesario!", exclama), en la búsqueda de un acoplamiento rápido que le permita rendir desde el primer día, con la visita al Adereva de Canarias el próximo sábado. "Me han dicho que aquello es muy diferente, muy bonito. Tengo ganas de viajar por todo el país. Solo conocía Barcelona, adonde fui el verano pasado de vacaciones", dice.

¿Qué puede aportar al equipo? "Me gusta defender y pasar el balón. Lo que necesite el equipo para ganar", responde. Y, conceptuada como base y escolta, cuando se le pregunta por cuál es su posición favorita en la cancha, no llega a decantarse: "Depende de cómo esté el partido, de lo que se requiera a cada momento. Creo que una virtud mía es poder ocupar igual de bien los dos puestos".

El objetivo

La pasada campaña estaba en Suecia. "He escuchado que la Liga Femenina 2 es más fuerte. No lo sé, pero he jugado contra España en competiciones internacionales de categorías inferiores y siempre ha sido muy duro"

Su entrenador se lo debe haber dicho ya: el objetivo es subir, recuperar la Liga Femenina perdida hace unos meses. Vidakovic acepta el desafío con naturalidad: "Por lo que he visto, tenemos buenas jugadoras para poder conseguirlo. Haremos lo que sea necesario". En los últimos meses ha entrenado por su cuenta en Belgrado.

Atrás queda una carrera corta, pero intensa, en la que destaca el hecho de que batió el récord de precocidad debutando en la primera división serbia con solo 13 años. "Fue algo muy importante para mí. Una gran experiencia para mi desarrollo como jugadora, pero solo tengo 21 años y tengo todavía mucho para mejorar y aprender. Espero hacerlo aquí", apostilla.