El encuentro en el estadio Vicente Calderón disputado entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid comenzó con fuerza y una inesperada ventaja por parte del equipo merengue. A los cinco minutos de que el colegiado Clos Gómez iniciara el partido Kaká recibió un balón, fruto de un fallo imperdonable de Cléber, que concluyó en un precioso gol ajustado al palo derecho de Asenjo, quien se vio incapaz de interceptarlo. Con semejante comienzo era de esperar que el Atlético reaccionara como hizo, si bien esto es algo que viene ocurriéndole de largo en los derbis: miedo y escasa capacidad de reacción.

No tardarían ni veinte minutos los chicos de Pellegrini en marcar el segundo tanto. Una rápida jugada de Marcelo, quien se vio beneficiado por un flagrante fallo defensivo del rival y una decepcionante actuación del guardameta Asenjo favorecieron la ventaja madridista. En torno al minuto treinta y cuatro Lass recibió una cartulina amarilla por una durísima entrada que bien podría haberle costado la expulsión, pero por alguna razón no llegó a ver la roja. Aunque algo mucho más curioso ocurre más tarde, alcanzando el final de la primera parte, momento en que Simao se va por la banda con posibilidad de llegar en solitario a la portería de Casillas. Lass acude a la defensa, derribándole con una entrada criminal que le habría reportado la segunda amarilla… Si Clos Gómez no hubiera estado mirando a… ¿Quién sabe dónde? Porque ni siquiera detuvo el juego para pitar falta a favor del Atlético.

Así concluyó la primera parte de un encuentro fácilmente dominado por el Madrid que, por si se le pusieran las cosas difíciles, encontró la ayuda de algún que otro amigo inesperado en el terreno de juego.

Continuó el encuentro con cambios por parte del Atlético de Madrid. El `Kun´ Agüero sustituyó a Jurado. Pero las cosas no estaban en disposición de cambiar, o al menos esa era la sensación que había durante los primeros minutos de la segunda mitad, con un Real Madrid muy fuerte al ataque y a la contra. Clos Gómez, mientras tanto, se mantuvo dirigiendo un partido que, al parecer, debió ser otro al que se vio en el resto de España, señalando faltas a favor del Real Madrid que nunca debieron ser y obviando algunos ataques merengues que podrían haber marcado una diferencia para sus rivales. Muy negro estaba el futuro para el Atlético… Máxime cuando Higuaín marcó el tercer gol justo antes de ser sustituido por Raúl, luciéndose con una salida triunfal.

Finalmente Gómez regresó al Vicente Calderón para centrarse en el partido que le ocupaba y, en el minuto setenta expulsó a Sergio Ramos por una entrada criminal a Agüero. No sirvió de mucho, de cualquier manera, pues los rojiblancos no lograron marcar pese a que la falta era a corta distancia. Tras una larga sucesión de tarjetas amarillas por ambas partes, Ujfalusi consiguió batir la portería de Casillas tras una jugada preciosa que la defensa merengue no pudo ni oler. Y pocos minutos más tarde la esperanza hacía acto de presencia en el Calderón, cuando Agüero marcó el segundo gol para su equipo. Un Madrid hasta ahora relajado se ponía tenso como un muelle ante un Atlético cada vez más tenaz, insistente y belicoso.

Los últimos quince minutos del partido, no obstante, fueron de los rojiblancos por completo. Dominarno al Real Madrid, sin dejarles ni un minuto para respirar. Fueron precisos en el ataque y no dieron oportunidad de que la defensa tuviera que jugar. Un derbi que, hasta el momento, había resultado predecible y de lo más normal se convirtió en sus últimos minutos en un encuentro colmado de emoción. Tal vez si hubiera durado cinco minutos más, un par de ángeles no se hubieran presentado a las puertas de la portería de Casillas y Clos Gómez no hubiera sido un árbitro tan "arbitrario" el resultado podría haber sido sorprendente.