Paula Ginzo Arantes (Santoña, 16-2-1998) es el emblema del Nissan Al-Qázeres Extremadura, la jugadora con la que todas las niñas quieren hacerse un selfi. Su regreso a la selección española absoluta culmina una frenética historia de superación durante los últimos meses, tras ser operada en el pie derecho. Pero ella es mucho más que baloncesto.

-¿Cansada de entrevistas? No se le da mal hablar…

-Estoy cómoda hablando, pero según me traten los periodistas, así los trato. Estoy agradecida de que la gente se interese por mí.

-Se ha convertido en la imagen del club…

-Estoy muy orgullosa de que no solo confíen en mí por la parte deportiva, sino también en otros ámbitos.

-¿Podrá votar el domingo?

-Sí. Jugamos en Zamora y viene mi familia a verme. Volveré con ellos a Ourense, que es donde estoy empadronada.

-Parece una persona interesada en la política…

-Sí, claro, aunque intento mantenerme al margen porque con el basket somos una cara pública. No voy a decir a quién voto, eh.

-¿Feminista?

-A muerte, pero es que usted y todo el mundo debería serlo. A quien me dice la frase de «yo no soy ni feminista ni machista» le mando a la mierda.

-Tiene solo 21 años, pero tiene fama de ser muy directa, pero también reflexiva. ¿Hay demasiado tópico sobre los chicos jóvenes y su supuesta estupidez?

-Cada vez se piensa más que los chavales de hoy son más ‘catetos’ porque no tienen que sacarse tanto las castañas del fuego como antes. Pero cada persona es un mundo y no se puede generalizar.

-¿A usted qué le gusta hacer cuando llega a casa y quiere olvidarse del basket?

-Desconecto de mi equipo viendo baloncesto de otros equipos, de otras competiciones. Lo veo todo, casi siempre femenino. También me encanta ver series, leer… Pero la casa me agobia si estoy más de tres horas. Voy al cine, a cenar…

-¿Le va el reguetón o el ‘trap’?

-El reguetón en la fiesta todo el mundo lo baila, y yo la primera, pero no me siento identificada con las letras. El rap es lo que más me gusta, la forma que tienen sus artistas de expresar lo que sienten. Pero también escucho música comercial, no lo niego.

-¿Los estudios qué tal los lleva?

-Bien. Estoy empezando 4º de Criminología y me gusta. Siempre tuve claro que debía ir a la universidad, aunque es verdad que he cogido menos asignaturas porque el ritmo de entrenamientos y partidos es muy exigente.

-Con su edad se ha movido mucho de acá para allá: nacida en Cantabria, criada en Galicia, ha jugado en Barcelona y Madrid… ¿Qué le ha dado Extremadura?

-Con 14 años me fui a Barcelona y luego acabé en Madrid. Son ciudades muy grandes, cosmopolitas, y me sentía cómoda, pero necesitaba un sitio más familiar, más como Ourense, y eso es Cáceres. La prueba es que me quedé tras tener ofertas más importantes económicamente para irme.

-¿Llegó a perder la esperanza con la lesión que le hizo perderse casi toda la segunda vuelta de la temporada pasada?

-No. Siempre tuve gente cerca que no me dejó, como mi fisio [José Moreno ‘Perry’]. Hay un agujero en la pared de casa de las veces que me he dado en la cabeza. Ha sido muy largo porque no veía la luz al final del túnel. Soy positiva y tengo mucho carácter.

-Fue un año ambiguo, ¿no? El equipo fue para abajo con un ambiente interno raro…

-No fue fácil, y quienes necesitan explicaciones de esto ya las tienen, no hace falta exteriorizarlo más. Cambió el entrenador e igual no era el ambiente idílico a la hora de jugar. Yo con la lesión y otros temas…

-¿Qué aprendió?

-Muchísimas cosas, como la paciencia. Tengo un ‘pronto’ y me enfado mucho y salto muchas veces como un resorte, pero luego nada. Hubo un momento en el que Carla [Nascimento] me cogió por la pechera porque estaba súper agobiada y quería matar absolutamente a todo el mundo y me dijo: «Ginzo, no te puedes preocupar por cosas que no están en tu mano». Parece obvio, pero hasta que no te lo dicen a la cara y lo hace alguien que lo ha vivido y tiene peso en el equipo, no te lo crees. A Carla la echo de menos en el vestuario, la verdad.

-¿Y esta temporada? ¿Se ha deshinchado un poco el globo o perder claramente con La Seu y Valencia es normal, aunque sea con esta imagen?

-Ni una cosa ni la otra. Ni antes éramos tan buenas ni ahora tan malas. En La Seu no dimos nuestra mejor versión, pero aprendimos de ello. Contra Valencia, estamos hablando de un equipo que tiene ocho, nueve o diez veces más presupuesto que nosotros y que, si no queda entre los tres primeros, es porque no ha hecho las cosas bien. Era muy complicado y entraba en nuestra cabeza que podíamos perder, pero no bajamos la cabeza. Nos dimos un abrazo y dijimos: «a por Zamora».

-¿Firma la permanencia sin ir a la Copa ahora mismo?

-Ni permanencia ni Copa ni nada. No firmo nada. No quiero nada que no me gane. Nos lo vamos a currar. Vamos a ganar todos los partidos que esté en nuestra mano ganar.

-¿Cómo es Ricardo Vasconcelos? Parece un entrenador muy cercano con las jugadoras…

-Siempre digo que es alguien al que ninguna jugadora puede reprocharle nada. Baloncestísticamente sabe tanto y está dispuesto a saber más. Y cuando las cosas no van bien, es el primero en echarse las culpas y da la cara por nosotras. Empáticamente es tan perfecto con las jugadoras… Eso es el 50%-60% de conformar un equipo. Nunca me ha metido presión para que jugase antes de tiempo tras la lesión. Ojalá lo tenga conmigo muchísimo más tiempo.

-¿Preferiría jugar de forma fija en el Multiusos?

-Sin duda. Es el pabellón en el que nos merecemos jugar, estamos en primera división. Es una opinión que tenemos en el vestuario. Por mi lesión, necesito un suelo mejor, como es el del Multiusos. En el Macayo me siento peor después de los partidos. Y en el Multiusos también la afición nos da su calor.

-Laura Gil, Laura Nicholls y Astou Ndour parecen fijas como pívots en la selección y no son muy veteranas. ¿Cree que hay opciones reales de que vaya a un gran campeonato pronto?

-Está difícil y soy consciente. Es un equipo muy sólido, muchos años jugando juntas. Pero es importante saber el rol que te toca cuando estás en un equipo nuevo. No pierdo la esperanza: meter la patita ya es un gran paso, que cuenten contigo incluso después de la lesión. Es algo muy de agradecerlo y de estar orgullosa. ¿Voy a ir a los Juegos? Pues creo que no, pero estoy en el camino adecuado.

-¿Y en Cáceres? Si sigue creciendo, lo lógico sería que acabase en un equipo grande…

-No me planteo qué pasará el año que viene cuando ni sé qué va a pasar el sábado. Cuando esté al cien por cien físicamente y acabe la liga, nos sentaremos y hablaremos.