Sporting - 4: Juan Pablo; Lora, Gerard, Gregory, Canella, Míchel, Rivera, Luis Morán, De las Cuevas (Carmelo, m. 75), Diego Castro (Kike Mateo, m. 84) y Barral (Bilic, m. 66).

Mallorca - 1: Aouate, Josemi, Nunes, Ramis, Ayoze, Mario Suárez (Julio Alvarez, m. 73), Martí, Borja Valero, Víctor (Webó, m.64), Tuni (Pezzolano, m. 69) y Adúriz.

Goles: 0-1, m.10: Martí (penalti) 1-1, m.58: Morán; 2-1, m.64: De las Cuevas; 3-1, m.68: De las Cuevas. 4-1, m.83: Bilic.

Arbitro: González González, sustituyó a última a hora a Teixeira Vitienes que era el designado para este encuentro. Mostró tarjetas amarillas a Diego Castro (m. 25), Nunes (m. 28) y Barral (m. 35)

Incidencias: Partido disputado en El Molinón. 20.000 espectadores.

El Sporting de Gijón, que se complicó el partido con un penalti inocente cometido por el francés Gregory Arnolin en la primera parte, fue un auténtico vendaval en la segunda, en la que dejó en evidencia a la zaga mallorquinista para imponerse por un contundente 4-1, marcador que la afición local no recuerda en Primera.

El Sporting dominó con claridad los primeros diez minutos e incluso pudo adelantarse en el marcador en un gran pase en profundidad de Diego Castro sobre Barral que sorprendió a la defensa balear y que el delantero tocó un tanto forzado saliendo el balón a pocos centímetros de un superado Aouate. Sin embargo, en una jugada sin peligro en la que Gregory tenía toda la ventaja, el central rojiblanco se entretuvo y cuando Aduriz le llevó la pelota en un lateral del área, le empujó de forma instintiva, provocando un inocente penalti que anotó Martí.

Por segundo partido consecutivo, el Sporting se encontró con un gol en contra por un penalti absurdo que en Pamplona le costó los tres puntos y ayer en El Molinón le ponía el partido muy cuesta arriba.

La vuelta del vestuario lo cambió todo. El partido se convirtió en toma y daca y en esta tesitura una genialidad de Luis Morán supuso el empate, en un balón que llegó a su poder, se internó con fuerza y casi sin ángulo disparó al palo del portero. A partir de ahí, arrasaron los locales.