Como siempre que un banquillo queda libre, empiezan las quinielas para saber quién lo ocupará. En este caso, y por lo sorprendente de la marcha de Carlos Frade, el abanico parece más abierto que nunca, al menos por el momento. No es probable ni siquiera que el club, en plena recolocación ante una situación que en absoluto esperaba --directiva y Frade se habían reunido ya para planificar la nueva temporada-- haya tomado ya una decisión.

Hay dos claras vías que se están examinando: o bien un hombre de la casa o bien alguien de fuera que sea sonoro. Entre los primeros, dos opciones son más o menos claras: Roberto Blanco --ayudante de Frade desde enero del 2013--, Mario Segalás --que ocupó ese puesto durante los cinco años y medio anteriores-- y un posible tapado : Ñete Bohigas. El veterano entrenador cacereño, de un dilatado currículum, está vinculado al Cáceres en su cantera. Juan Pablo Márquez también cuadraría.

¿Y acudir al mercado? Hay quien apunta al componente carismático-sentimental de Porfi Fisac --exjugador del Cáceres CB y que vive en Villanueva de la Serena--, lo mismo que al posible regreso de Gustavo Aranzana o incluso Alfred Julbe. Ricard Casas, Rubén Perelló, Sergio Valdeolmillos, Rafa Sanz... El teléfono del club debe estar echando humo.