Después de tanto descenso, unos con más dignidad que otros, tanta mediocridad y tanta mala noticia, no está de más recrearnos en el sueño compartido que capitanean dos clubes extremeños a estas alturas de la película liguera. Badajoz y Jerez ponen nombres y apellidos a la sana aspiración del balompié regional de no resignarse a su suerte en esta época de sombras huérfana, como cualquier derrota, de padres. Más los de Juanma Generelo que los de José Diego Pastelero si sólo se usa como vara de medir la posición en la tabla. Los albinegros regresan a posiciones de liguilla de ascenso para confirmar su candidatura al regreso a Segunda A mientras los verdinegros las acarician y miran de reojo los duelos directos del propio calendario.

Pero si hubiese que tener en cuenta presupuestos y potenciales únicamente habría que abrir capítulo especial dedicado a los templarios y a su nueva gesta.

El Badajoz le dio la noche, y la madrugada, al intransigente Ceuta y pudo celebrar la romería por todo lo alto. Un 3-0 no deja lugar a demasiadas dudas y, como advirtió su técnico en sala de prensa, sólo tiene que rematar la faena. El Jerez resolvió a su favor el derbi en la Ciudad Deportiva Manuel Calzado ante un irreconocible Extremadura al que iban a llevar al lugar que le corresponde. Y llegados a este punto, ¿cuál es ese dichoso lugar? Los dirigentes azulgranas parecen más preocupados de sus propios caprichos, de profanar el Francisco de la Hera con partidos para su propio entretenimiento que de argumentos algo más gratificantes. Siempre queda el consuelo de culpar al empedrado, al técnico o a los jugadores.

OTRO DESCENSO Y para perseverar en la línea del desastre, el descenso del Cacereño ayer en Melilla. Era una especie de crónica de una muerte anunciada pero no por eso deja de escocer lo suyo. Llevamos tres esta campaña y cada uno encierra sus propias miserias y frustraciones.

Los otros dos equipos extremeños que ya habían descendido se enfrentaban en una especie de derbi de la dignidad . Y es que tanto Mérida como Villanovense se han empeñado, en una loable actitud compartida, en dejar la categoría de la forma más profesional posible y dejando, dentro de lo que cabe, el mejor sabor a sus respectivas aficiones. Igual sobró algún mal modo, pero el tercer triunfo consecutivo de los emeritenses, a costa de otros tantos equipos de la región, evidencia que ese bloque hubiese labrado un mejor futuro personal a nada que en lo institucional se lo hubiesen permitido. Y en términos elogiosos hay que referirse igualmente al Villanovense, a pesar de su derrota de ayer. Josemari Calvo ya ha advertido que se va. Puede hacerlo con la conciencia muy tranquila.