Otra vez ganar o morir. El Cáceres Creativa le vuelve a dar vueltas al tambor de su particular revólver y jugará esta noche de nuevo a la ruleta rusa frente al Obradoiro Blu:sens Monbus (21.00 horas, Multiusos). El choque se presenta con similares coordenadas al que se disputó el miércoles por la noche en el mismo escenario, aunque con un matiz: los locales han cogido moral y se ven de nuevo capaces de todo, sobre todo de meterle definitivamente el miedo en el cuerpo a su oponente.

Los gallegos aún saltan con red, pero su derrota (77-72) en el tercer partido de la serie en la primera ronda de las eliminatorias de la LEB Oro ha sembrado las primeras dosis de duda en su vestuario. Nadie quiere imaginarse lo que supondría hoy un resultado similar y tener que jugarse el pase 48 horas después en Santiago.

¿Nadie? En el Cáceres fantasean con razón con esa posibilidad, un escenario en el que la presión volvería a estar en el lado del súper equipo de Moncho Fernández. Pero antes hay que aplicar de nuevo la receta que llevó al triunfo el miércoles y que estuvo a punto de dar dividendos también en el primer encuentro. Que los de Gustavo Aranzana hayan podido competir tan fieramente en dos de los tres actos del play off invita al optimismo.

Los cacereños han encontrado el camino: mucha dureza (física y mental), máxima concentración y no hacer ni una sola concesión al Obradoiro. Aparte de la espectacular batalla táctica entre los dos entrenadores, hay un factor que está siendo importante: el público. El de Cáceres no acudió tan en masa como el de Santiago, pero su apoyo fue espectacular. "Sí se puede, sí se puede", gritaba la grada al final del tercer partido.

Aranzana es consciente de ello y tanto él como Francis Sánchez pidieron ayer públicamente que acuda un mayor número de seguidores al Multiusos, pero que el espíritu sea el mismo. "La afición estuvo perfecta, de 10, pero debe haber más gente. Si vienen, no se van a arrepentir", dijo el alero malagueño.

LAS CLAVES El entrenador compareció ante los medios con una sonrisa de satisfacción. Sabe que la situación puede dar un giro inesperado y que la batalla psicológica será decisiva. "Se empieza a ver un desgaste en el Obradoiro, pero pspero ver una reacción en ellos, como pasó en el segundo partido. ¿Y si empatamos la serie? Cuidado, eh. Sería muy bonito para nosotros llegar al quinto, pero antes hay que ganar el cuarto", dijo.

Además, recuperó el tono de arenga que aparentemente ha calado en su equipo: "Se nota que nuestros jugadores no están al cien por cien, pero nos dejaremos en alma otra vez. Nadie puede dudar de nuestra honestidad. Si no tenemos frescura física, la compensaremos con inteligencia. El partido va a ser de dureza y no debemos arrugarnos, aunque en el cuerpo a cuerpo ellos son superiores".

Como posibles claves tácticas, el técnico apuntó a "seguir siendo sólidos en la defensa del uno contra uno, estar bien en las ayudas y no perder balones". 40 minutos para soñar o para cerrar la temporada. La moneda vuelve a estar en el aire.