Madrid seguirá sin ser ciudad olímpica. El Comité Olímpico Internacional (COI) decidió ayer en Buenos Aires por tercera vez consecutiva no honrar a la capital de España con el cumplimiento del sueño que ha perseguido durante casi dos décadas y que es casi seguro que dejará de perseguir a corto plazo. Favorita en casi todas las apuestas de última hora, la candidatura madrileña no logró convencer al sanedrín olímpico en el hotel Hilton de Buenos Aires y cayó con estrépito en la primera votación después de empatar con Estambul (26-26 por 42 de Tokio) y quedar despeñada en el desempate que siguió (49-45). Tokio se llevó el gato al agua en su segundo intento seguido tras haber sido ya anfitriona olímpica en 1964. Se impuso a Estambul en la votación final por 60 a 36.

El optimismo de la candidatura madrileña se había disparado con una presentación brillante, mucho más potente que las de sus competidoras, pero a última hora fue oscurecida por las suspicacias planteadas por dos miembros del COI --el noruego Gerhard Heiberg y el inglés Adam Pengilly-- en torno a la política antidopaje española. Alejandro Blanco, el presidente de Madrid 2020 y del Comité Olímpico Español (COE), reiteró que en ningún caso podía constituir un déficit insalvable teniendo en cuenta que España se ha puesto al día y ha adaptado totalmente su normativa a la de la Agencia Mundial Antidopaje, pero no resolvió las dudas sobre la Operación Puerto y la destrucción de bolsas de sangre.

MENSAJES EQUIVOCADOS En cualquier caso, no consideraban los representantes de Madrid que ese pudiera ser un aspecto determinante. Tenían que pesar mucho más la insistencia, los esfuerzos madrileños y sobre todo su modelo de austeridad, eficiencia y trabajo ya hecho en forma del 80% de las instalaciones construidas. Las sensaciones eran las mejores y los mensajes desde dentro habían multiplicado su ilusión. Penosa equivocación. El COI prefirió el músculo económico de Tokio y su contrastada capacidad de organización en una ciudad que garantizaba la inversión de otros 4.500 millones de dólares hasta el 2020.

La esperanza dio paso a la más cruel pesadilla para una candidatura que depositaba sus fundadas esperanzas en cosas como haber recibido la mejor nota por parte de la comisión de evaluación, un detalle que una vez más no ha servido para nada. Como tampoco ha producido ni un arañazo en la propuesta japonesa ni la inseguridad derivada de las nuevas fugas radioactivas en la central nuclear de Fukushima.

Es de locos pensar que haya pesado más la mala imagen que pudo dar el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llegado directamente de la cumbre del G-20 desde Copenhague a reclamar a gritos el derecho de Madrid a convertirse en la segunda ciudad española en organizar unos Juegos. Lo del 92 seguirán siendo la gran referencia y Rajoy lo reseñó así en la rueda de prensa posterior.