El Spartak de Moscú consiguió en Valencia su cuarta Euroliga consecutiva, tras superar al equipo anfitrión, el Ciudad Ros Casares (80-87), en un partido en el que las españolas lucharon hasta el final pero no pudieron frenar el potencial de las rusas en ataque.

Si en las semifinales las rusas se encomendaron a su estrella, Taurasi, en la final sí jugaron como un gran equipo y no dieron opción a un Ros Casares que peleó sin premio y sumó una nueva derrota en las últimas seis finales jugadas por equipos españoles en la máxima competición continental de clubes. El Ros afrontó el choque con una gran intensidad defensiva, presionando a las rusas desde el saque de fondo, lo que incomodó mucho al Spartak que tampoco encontraba el recurso de Taurasi, bien defendida.

Las valencianas basaron sus ataques iniciales en Milton-Jones y Erika de Souza, que se repartieron los primeros puntos de su equipo para adquirir una primera ventaja de siete puntos (4-11). Pero las tricampeonas europeas apretaron los dientes en defensa y con un parcial de 10-0 retornaron el partido a la senda de la igualdad. Las rusas encontraron en Mc Carville la referencia en los dos tableros. Despistes en los instantes finales permitieron a las rusas afrontar los diez minutos decisivos con seis puntos de renta (63-57). Incluso las españolas se acercaron a tres, pero no culminaron.