Fulgencio Tarajano Cabrera, futbolísticamente ‘Fuli’ (Aguimes, Las Palmas de Gran Canaria, 20 de febrero de 1994) sale del gimnasio a media mañana. «De momento estoy muy bien por aquí», dice vivaracho y distendido. Vive en Plasencia, junto al lateral Sergio Requena, a apenas 30 kilómetros de Coria, donde entrena y juega y donde, desde el domingo, también golea. El 2-0 del líder ante el Llerenense tuvo su doble firma en forma de tantos conseguidos.

«Hay que ser ambiciosos», afirma el centrocampista, un futbolista que vive su primera experiencia fuera de las Canarias y de Las Palmas. Tras una década en la cantera amarilla, llega a Extremadura sin ruido, pero con unas ganas indisimuladas. «La pasada temporada fue bastante complicada para mí. En ésta, el Coria insistió mucho en que viniera. Yo lo vi como una buena oportunidad», asegura el futbolista insular.

«El fútbol aquí es distinto, pero estoy viendo que es muy fuerte, con muy buenos futbolistas y buenos equipos». Por encima, destaca, como su técnico, a Mérida o Cacereño, «que tienen un gran presupuesto». Pero él no descarta nada.

Llega de una cantera importante en el concierto nacional y afronta su bautismo de fuego fuera de su casa. «No lo sé. He tenido mala suerte con las lesiones. Es difícil ganarse un puesto», comenta cuando se le pregunta el por qué no ha triunfado. Manolo Márquez, del que mejor recuerdo tiene por haberle entrenando en el filial, Quique Setién… entrenadores de primer nivel y futbolistas descollantes entre los cuales es complicado elegir. La mayoría se queda fuera, como él.

Pese a ello y a asumir con claridad tener «una espina clavada», no dramatiza Fuli. Más bien justamente lo contrario. «Los futbolistas canarios nos distinguimos por la calidad y por haber jugado mucho en la calle, pero hay para todo. Muchos no llegamos, pero lamentarse no sirve de nada. Yo tengo mucha ilusión», no duda en afirmar.

Es fisioterapeuta

«Sí, ya acabé la carrera», dice. En efecto. Es fisioterapeuta, profesión que no descarta ejercer a corto plazo mientras se asienta definitivamente a caballo entre Plasencia y Coria. «Estos días estamos viendo qué estudiamos: inglés y otras cosas, que hay muchas opciones para elegir. Hay tiempo para todo», comenta.

Cada día de entrenamiento y de partido, Fuli se monta en un coche con su entrenador, «el fisio, Rafa» y su compañero Requena, y se va a la Isla a lucir su talento y su trabajo. «Es un jugador distinto. Cada partido que pasa se nota más». Fuli tiene en Jesús Manibardo, director deportivo del Coria, su mayor defensor. Evidente por sus palabras, pero aún más evidente por su fútbol, su fútbol talentoso.