Hace casi un año el Madrid ganó en Kiev la décimotercera Champions y enterró, sin saberlo entonces, su ciclo hegemónico en Europa. Ganó al Liverpool del lesionado Salah (3-1) y perdió, de inmediato, a Cristiano. A Bale, que ha seguido esta temporada, también. Y además se quedaba sin Zidane, que no se veía con fuerzas para continuar. Se temía lo peor. Y no se equivocó en su diagnóstico el francés.

En una temporada, el club blanco ha devorado a dos entrenadores (Lopetegui y Solari), recurriendo, de nuevo a Zizou antes incluso de lo previsto. Ahora ya no ejerce de técnico que gestiona un grupo de éxito sino que no puede equivocarse en su nuevo rol de secretario técnico. Ya le ha dicho a Bale y Keylor Navas, el portero de las tres Champions, que se busquen equipo, al igual que le pasará, entre otros, a Ceballos, Marcos Llorente, quizá Kroos y quién sabe si hasta Isco.

Tiene Zidane que acertar en puestos estratégicos de un nuevo Madrid con viejo capitán: Sergio Ramos. Courtois, que ha dejado rastros inquietantes en su primer año como guardián del Bernabéu, es el primer pilar, junto a Militao, el joven central del Oporto. A la espera, claro, de que se haga oficial lo de Hazard (pagará 100 millones al Chelsea por un futbolista que queda libre en el 2020) y se obsesiona en salirse con la suya para reclutar a Pogba. Florentino no lo ve tan claro.