Despiden la temporada sin moderse la lengua. Los entrenadores de Real Madrid y Barcelona no eludieron ayer la polémica que mantienen a nivel interno en sus clubs. Vanderlei Luxemburgo se quejó de que Luis Figo no le saluda desde que no es titular, mientras que Frank Rijkaard culpó a Sandro Rosell de que tengan malas relaciones.

"Tengo que hablar porque Figo lo hizo de mí. Dijo que no tenía diálogo conmigo, lo teníamos y no había problema, pero paramos de tenerlo el día en el que le saqué del equipo y ya nunca me saludó. No me da ni los buenos días ni las buenas noches, hablo con él profesionalmente pero personalmente es otra cosa", manifestó.

Luxemburgo quiso dejar claro que con sus futbolistas hay dos tratos, el profesional y el personal. Y que el último con Figo no existe y pidió respeto.

"Profesionalmente mantengo un diálogo con Figo, pero personalmente no. Nunca me ha vuelto a saludar. Yo soy el comandante y él el jugador. Me tiene que respetar y no habrá problema, pero fuera del trabajo cuando haga una invitación a mi casa invitaré a quien quiera y para trabajar a todos", afirmó.

"Es normal que se quedase enfadado al ser suplente porque es un jugador que ha ganado todo y tiene muchas cualidades. Lo comprendo. Pero desde ahí tenemos pensamientos totalmente diferentes y yo explico ahora porque no tenemos diálogo".

"Siempre tuve problemas cuando quité a un jugador y puse a otro. Figo ha sido profesional cuando se ha quedado en banquillo y entrando cuando le necesitaba. La única cosa es que no tuvo diálogo conmigo porque me dejó de saludar. Si la próxima temporada trabajamos juntos y me saluda no habrá problema ninguno", concluyó.

RIJKAARD Por su parte, Rijkaard culpó a Rosell de las malas relaciones que mantienen por entender que el directivo faltó a un pacto al que llegaron para seguir adelante con el proyecto deportivo emprendido.

Rijkaard había manifestado que Rosell había solicitado su destitución en dos ocasiones la pasada temporada y hoy explicó que, tras la primera, se dieron "la mano para seguir trabajando por el club, pero del otro lado es compromiso no ha existido y eso ha provocado problemas".

El holandés admitió que, desde entonces, "la relación no ha funcionado más", aunque admitió que la segunda solicitud contra él del vicepresidente, que había concretado al final de la pasada campaña, le había llegado a través de terceros.

Frank Rijkaard reclamó incluso parte del mérito por el éxito del proyecto deportivo, coronado con la conquista de la Liga, para Sandro Rosell, al que también responsabilizó de su fichaje como entrenador.

"Yo, con mucho gusto, quería trabajar con él, así que el problema es más del otro lado", manifestó Rijkaard, quien consideró que Rosell no confiaba en él "y así no se puede trabajar juntos".

Mientras el vicepresidente se declara apartado de la dirección deportiva del club y explica que nadie le comunica el estado de los fichajes, el holandés subraya que es el directivo el que nunca acude a las reuniones.

Mientras, Joan Laporta, presidente del Barcelona, acusó a Rosell de "irresponsable" por airear sus discrepancias y dejar entrever la posibilidad de que abandone la junta al término de la actual temporada. "Ha roto el momento de felicidad que vive el barcelonismo", indicó.