Llega el debut de Inglaterra en la Eurocopa hoy ante Rusia (21.00, Tele 5), pero han llegado antes sus aficionados, anticipando la buena nueva a los marselleses, sonora y visualmente. Juega hoy el inventor del fútbol y el mundo está ya en antecedentes, no solo porque comenzó la Eurocopa, sino porque sus representantes se han encargado otra vez de anunciar el estreno de la nueva versión de Inglaterra.

Nueva versión porque el equipo de Roy Hodgson conduce a la selección más joven. Grandes expectativas se ciernen sobre Inglaterra por las transgresiones que se han registrado en la Premier, con la aparatosa irrupción del Leicester y el llamativo ascenso del Tottenham en detrimento de los nombres más tradicionales. El relevo generacional y futbolístico se observará en la alineación. Wayne Rooney, el capitán, proclamó su fe en el equipo.

La crónica de sucesos

De ello darán cuenta las crónicas deportivas, que van acompañadas siempre de las de sucesos. Empezaron a redactarse el jueves con un primer asalto entre aficionados y policías que se saldó con las consecuencias previsibles después de que a primera hora de la tarde un voluminoso grupo se apropiara de un bar: con provocaciones, lanzamiento de objetos, respuesta de la policía, gases lacrimógenos, heridos y dos detenidos.

Los incidentes se produjeron en el Puerto Viejo, la zona más turística y donde se concentran los seguidores.

La cerveza diluyó vergüenzas y escrúpulos y después de cantar y beber, bailar y beber, tocaba pelearse cuando dejaron de beber, ya de madrugada. Hubo versiones contradictorias para situar el origen de la pelea más allá del alcohol: testigos ingleses hablaban de un ataque de ultras franceses y otros situaron el inicio de la trifulca en la enésima provocación de los hooligans.

Más gente, más pelea

La nacionalidad de los primeros detenidos hizo plausible la tesis: un francés y un inglés. Restablecida la calma, el ajetreo se reanudó durante el día en los bares con el trasiego de cajas de cervezas y bidones para reponer las existencias. Se avecinaba el segundo asalto. Nadie apostaba por un final de juerga pacífico. Con razón. La progresiva riada de aficionados, receptivos al efecto llamada de sus compatriotas, adelantó la hora de la jarana.

Comenzó por la tarde, cuando Rooney y Hodgson visitaban el estadio Vélodrome, sin tratar de excusar el pírrico historial de Inglaterra. Tal vez los aficionados beben para olvidar los disgustos que les da su selección. "Este grupo tiene confianza, talento, deseo y saldrá a dar lo mejor de sí mismo", anunció Rooney con la perspectiva de llevar 13 años en la selección. El delantero del Manchester United admitió haber cambiado su estilo. "Ahora soy mejor", respondió a un periodista ruso que trasladó a opinión de sus compatriotas al decir que no era el mismo de hace unos años.

Los resultados de Inglaterra sí son los mismos. "Intentaremos llegar lo más lejos posible. Lo único que podemos hacer es prepararnos y estar a nuestro nivel cuando el arbitro pite. Veremos qué nos depara el juego", explicó Hodgson, sabiendo de la futilidad de las palabras.