Demasiadas emociones juntas. Y todo en un fin de semana muy poco mediterráneo, muy poco español, escasamente motero. Llueve sobre Valencia. Cheste, el trazado más juguetón, casi de broma, scalextric total, del Mundial, es escenario de las últimas decisiones de un Mundial que se apaga. Un campeonato que se fundió a negro en Sepang (Malasia) cuando Colin Edwards y Valentino Rossi, dos de sus padrinos, de sus monstruos, de sus pilotos más populares, atropellaron a Marco Simoncelli y dejaron mudo al mundo y ciega a toda Italia. 100 motos de las tres categorías harán hoy el máximo ruido para recordarle.

Parece que todo lo demás importa poco. Hay quien solo ha venido por la ruidosa fiesta que se vivirá hoy en la pista, en el paddock y en las gradas de Cheste en sonoro honor a Sic . El hecho de que ayer, con los ojos bien abiertos y la mente cabreada, Marc Márquez (Suter) anunciase su renuncia a correr porque sigue viendo doble ("he mejorado pero no lo suficiente") y regalase el título al alemán Stefan Bradl (Kalex), que se lo ha ganado por saber esperar, no por ser mejor. Indiferencia provocó que Casey Stoner (Honda) alcanzase su pole position número 12 en 18 carreras. Todo ello ante la mirada de Jorge Lorenzo, que se dignó acudir a Cheste, eso sí, escondiendo su mano izquierda y su anular lesionado para decir que ni correrá hoy ni, posiblemente, probará el martes la Yamaha 1.000 del próximo año.

MARQUEZ, RECONFORTADO Ni que decir tiene que Márquez recibió con estupor la visita en su box de Bradl, que acudió para reconocerle como el gran adversario que ha sido y compartir un saludo. El de Cervera no quiso más. Reconoció al campeón pero no olvida que, en Sepang, cuando estaba lesionado y ambos acudieron a la clínica del trazado, el alemán ni siquiera le dirigió la palabra. Bradl es ya un héroe en la Alemania de Angela Merkel y Sebastian Vettel, pues hacía 18 años que un alemán (Dirk Raudies, 125cc, 1993) no ganaba un título mundial.

"Es evidente --señaló Márquez en su box, aún entero-- que me hubiese encantado correr en Valencia, más por el público, por nuestra afición, que por el hecho de que aún existiesen posibilidades de ganar el título que, tal vez, lo hayamos perdido por auténtica mala suerte. Pero si uno no está recuperado, no debe forzar y menos en un deporte en el que, para rendir a tope e ir a más de 250 kms/h, has de estar en plenas condiciones físicas y mentales".

Liquidados los títulos grandes, queda el más pequeñito, tan pequeño que será el último año que se otorgue, ya que la categoría de 125 desaparece la próxima temporada y dará paso a Moto3, con máquinas de 250cc. Y para ganar ese cetro, el único que podrían retener los españoles, hay un piloto, de 23 años, Nico Terol, que lleva demasiado tiempo inquieto, como para estar hoy seguro de su victoria. Ayer, en los ensayos, estuvo fatal, claro que el francés Johann Zarco, tampoco estuvo mejor. Terol será campeón con solo acabar la carrera de hoy entre los 11 primeros. Poco importa que gane Zarco. "No puedo fallar, no puedo fallar", dijo Terol, que prometió no tomar calmantes como hizo la noche del sábado en Malasia.