Tiene más socios que nunca y un estadio espectacular y moderno que acogerá la final de la Champions. Pero el cholismo, en su versión original, ha dado síntomas de agotamiento. Gabi, Godín, Juanfran, Filipe Luis quizá, Lucas Hernández (prefirió irse al Bayern Múnich que seguir con Simeone), y Griezmann, que hizo oficial anoche su marcha, retratan la descomposición del Atlético. Un equipo que terminará segundo en Liga, pero que lleva tiempo emitiendo señales de alarma. El Girona, que acaba de bajar a Segunda, lo eliminó de la Copa y la Juventus de Cristiano supo remontar el 2-0 para privarle de jugar la final en su casa.

El Atlético anunció que ha alcanzado la cifra de 128.249 socios, 5% más que la pasada temporada. Nunca había tenido tantos aficionados, el doble con respecto a cuando llegó Simeone en el 2011. Pero todo se acaba, hasta la gran obra del Cholo, capaz de jugar dos finales de Champions contra el Madrid (ambas perdidas) y de arrebatarle una Liga en el Camp Nou al Barça del Tata. Solo Koke, queda como hilo conductor de un equipo a reinventar.

Costa mostró que segundas partes nunca suelen ser buenas y Lemar acreditó que el dinero (70 millones, el fichaje más caro del club) tampoco da la felicidad. Y Griezmann se quedó rompiendo el ecosistema del vestuario con salario. Anoche hizo oficial ya que se va.