Las temporadas del Chelsea y Bayern de Múnich pasan examen esta noche en esta reedición de la final de la Champions del 2012. La reciente trayectoria errática del equipo de Frank Lampard, por la excesiva dependencia goleadora de Tammy Abraham, dio un vuelco imprevisto el fin de semana con el regreso oportuno de Olivier Giroud, que relanzó los de Stamford Bridge y dio esperanzas a los ingleses justo antes de la eliminatoria europea.

El francés acentuó el ataque para romper al Tottenham de Mourinho, en una victoria que tuvo sabor a reconciliación ante unos aficionados blues poco pacientes con el equipo. Al igual que Giroud, se reivindicaron Marcos Alonso y Ross Barkley. Fue la primera victoria en los últimos cinco encuentros de liga. El Chelsea sufre en la cuarta plaza den la Premier y llega con más dudas que certezas, con la lesión de NGolo Kante, una pieza clave, y la duda de Pulisic.

En su primera temporada, Lampard sigue tomando decisiones arriesgadas en un equipo en reconstrucción. Ha relegado Kepa Arrizabalaga, el portero más caro del mundo, en beneficio de Willy Caballero, de 38 años. Y ha apostado por los jóvenes Mount, Abraham, James o Hudson-Odoi invirtiendo el orden jerárquico del equipo y dejando en el banquillo a veteranos de fecunda trayectoria como Pedro. La Champions es un test de realidad para avaluar las apuestas del técnico inglés.

Examen para Flick

También lo será para el alemán Hans-Dieter Flick, que en el Bayern aún arrastra la condición de interino. Su continuidad la temporada que viene está en el aire. Esta semana es importante para el Bayern, pero sobre todo para Flick. Es el momento en el que puede demostrar que está capacitado para los grandes escenarios y aún más teniendo en cuenta el rival, el Chelsea. Nadie en Múnich puede olvidar la final de 2012.

El Bayern solo ha perdido un partido este inicio de año, pero encabeza una Bundesliga apretada: solo 6 puntos separan a los cinco primeros. La campaña europea se reinicia mientras el proyecto se tambalea entre el éxito y el fracaso. La sufrida victoria del pasado viernes ante el Paderborn, el colista, por 3-2 acrecenta las dudas, mientras el equipo mira de reojo a un Borussia Dortmund disparado desde la llegada del letal Haaland.

Si el Bayern supera la eliminatoria y se muestra solvente es posible que le beneficie en la ajustada campaña doméstica y, de pasada el presidente Uli Hoeness deposite finalmente toda la confianza en Flick cambiando su condición de interino. Al contrario, un fracaso europeo puede ser el inicio de cambios significativos en Múnich. La Champions es la vara de medir.