El Cacereño sigue en su línea ascendente de resultados. El triunfo de ayer ante el filial del Betis insufla una buena dosis de moral para la plantilla verde, que encadena así su tercer éxito consecutivo ante sus incondicionales y despega de los últimos lugares hasta la zona más tranquila.

Dejando a un lado el para nadie grato caso de su presidente, es evidente que los jugadores han hecho acopio de profesionali-dad y se han conjurado para salir de la crisis de resultados que les ha acompañado buena parte del campeonato disputado hasta el momento. Y que no le quede a nadie la menor duda de que aquí exaltaremos cada triunfo verde, como hemos hecho siempre. Las hemerotecas así lo han demostrado durante los más de 80 años de historia de este diario, siempre ligada al devenir del emblemático club verde.

En la otra cara de la moneda está el Mérida. Con un entrenador como Ricardo Fernández o con su antiguo ayudante, Bernardo Plaza, ahora en el banquillo, este equipo no parece reaccionar, al menos en cuanto a resultados, y la nueva derrota en Los Palacios les lleva a las catacumbas de la clasificación general, con muy mala pinta. Uno no cree mucho en el revulsivo de los entrenadores y sí en la capacidad de los jugadores. Serán ellos los que saquen o no a los extremeños de la difícil tesitura por la que pasan actualmente, al igual que ocurre con el Extremadura, otro de los inquilinos situados en la cola del grupo IV de la Segunda División B.

En fin, que nuestros equipos caminan por senderos diferentes y las crisis cambian de signo, como corresponde al deporte profesional, en el que todo es posible y en el que, pinten oros o bastos, hay que llevar todo con la máxima tranquilidad: esto no deja de ser sólo fútbol, ese deporte tan pasional y tan diferente con el que tanta gente se identifica y en el que la dramatización es un mal ejercicio para la mente.