¿Quién dijo que las etapas llanas con esprint masivo previsible son aburridas? Lo pueden ser si no corre todo un fenómeno de la naturaleza ciclista como es Tony Martin, el campeón del mundo de contrarreloj, que se ha fugado este jueves antes de que Javier Guillén, el director de la Vuelta, acabara de bajar el banderín rojo de salida, ha rodado 175 kilómetros en solitario, como si se tratara de un test contra el 'crono', y lo han pillado a 20 metros de la línea de meta.

La sexta etapa de la ronda española, tal vez la más plana de todas, entre Guijuelo y Cáceres, era una invitación al tedio, jornada de transición, de recuperación de fuerzas para todos, comenzando por el líder, Vincenzo Nibali, y continuando con Alejandro Valverde y Purito Rodríguez, pero Martin ha decidido cambiar la historia.

Ha rodado solo, con tramos a 60 kilómetros por hora, la mayoría por encima de los 40, para atravesar los campos de Castilla y León y penetrar en las llanuras extremeñas. Ha llegado a superar los cinco minutos, pero a unos 15 kilómetros de la meta apenas se ha quedado con un puñado de segundos. Sentenciado. "A tres kilómetros de la llegada comencé a pensar que podía ganar la etapa", ha declarado a TVE. Y entonces ha decidido acelerar de nuevo.

Martin contra todos. El Orica, el Vacancesoleil, el Argos --su equipo, el Omega, haciendo de tapón--. Y era imposible capturarlo. Pero a 200 metros de la meta, otro prodigio, Fabian Cancellara, su gran rival en las grandes citas de contrarreloj, su contrincante en el próximo campeonato del mundo junto a Bradley Wiggins, ha decidido dejarlo sin premio. ¿Viejas rencillas? Si no es por Cancellara, no lo pillan y no gana el danés del Saxo Michael Morkov.

Este viernes, la última etapa llana antes de la montaña andaluza, entre Almendralejo y Mairena, con 206 kilómetros por el camino.