Todas las cabezas se giraron hacia el jefe bajo los focos de Singapur, todos esperaban la decisión de Matia Binnotto, el capo de equipo, la aguardaba en especial Lauren Mekies, el director deportivo que había lidiado por radio con el joven, talentoso e impetuoso Charles Leclerc. «¿Le devuelve la posición o no?», fue la pregunta directa. Binnotto se lo pensó por un par de vueltas y decidió. «No. Seb, primero, y Charles, segundo». Y así fue como el tetracampeón del mundo, Sebastian Vettel, volvió a ganar para Ferrari un año después, aunque fuera tras una decisión polémica de los jefes, aunque fuera a base de soliviantar a su rapidísimo compañero. O quizás fue precisamente eso lo que buscó el jefe.

Ferrari volteó las normas no escritas en F-1, esas que dicen que, entre pilotos del mismo equipo, se detiene primero en los cambios de ruedas al que va primero para tener la ventaja de disfrutar antes de gomas nuevas. Leclerc rodaba primero, Hamilton, segundo, y Vettel tercero. Ferrari hizo detenerse antes a Vettel buscando un undercut sobre Hamilton pero, a la vuelta de todo, la ventaja fue tan grande que también sobrepasó a Leclerc. «Qué diablos ha pasado», comenzó a gritar por radio Leclerc. Fue el inicio de una charla con su ingeniero, Xevi Marcos, y con el director deportivo que no cesó hasta final de carrera. «¿Si nos planteamos cambiar posiciones? Sí, lo hicimos. Pero pensamos que la elección correcta era no hacerlo», explicó Binnotto.

A sus 21 años, Leclerc es una maravillosa realidad: rapidísimo, consistente, gran clasificador, bueno en los adelantamientos, duro en la pista… Lo tiene todo. Ganó su primera carrera hace menos de un mes, en Bélgica, tras un espectacular duelo con Lewis Hamilton, el primero de muchos, la señal de que serán ellos, probablemente, quienes luchen por el título en 2020. Binnotto tomó la decisión de subirle el salario: de los dos millones que cobraba como júnior, a nueve, una ficha mucho más seria. Y llegó Monza, volvió a hacer la pole, volvió a ganar tras batir de nuevo a Hamilton, el delirio en Italia.

Pero Binnotto no olvida que Leclerc jugó sucio en la clasificación con su compañero. Vettel le dio el rebufo en el primer intento de la Q-3, pero Charles no quiso hacer lo mismo en la segunda. El joven monegasco puso cara de no romper un plato, pero Binnotto lo tenía muy presente cuando dio la orden en Singapur de que Vettel no le devolviera la posición. Mataba dos pájaros de un tiro: aplicaba disciplina a su joven joya y recuperaba para la causa al tetracapeón humillado por la velocidad de su joven compañero, porque necesitará lo mejor de los dos, si quiere ganar el título el próximo año.

Leclerc protestó por la estrategia de su equipo por radio durante las carrera y ante los medios nada más bajarse del coche. Después, Binnotto le tiró de las orejas. Al final del día era otro: «Como dije en el coche fue muy frustrante, pero ahora fuera entiendo mucho más toda la situación. Estoy extremadamente feliz por todo el equipo, muy feliz también por Seb. Se lo merece, y ahora seguiremos adelante», dijo resuelto Binnotto no quiere repetir el error de Red Bull con Max Verstappen. Tan rápido y talentoso como Leclerc, el equipo se plegó al joven holandés a costa, incluso de perjudicar a sus compañeros. Y como consecuencia de esa política, perdieron a dos pilotazos como Daniel Ricardo y Carlos Sainz, para los que no encuentran sustitutos.