El Cáceres Patrimonio de la Humanidad no acaba de carburar. Desde luego, no ayuda la falta de continuidad, quizás el principal lastre a la hora de que cada jugador muestre individualmente su mejor versión. El viernes, en la derrota ante el Palencia (60-72), tres valoraron en negativo: Fran Cárdenas (-3), Paco del Águila (-2) y Aitor Etxeguren (-1).

«Hay que demandar los minutos en pista y luego hay que demostrarlo», dijo el técnico Roberto Blanco, siempre visiblemente abatido tras las derrotas. Y el Cáceres acumula cuatro consecutivas (seis en total). «Ha sido un quiero y no puedo». La primera parte, un desastre, «realmente floja», reconoció abiertamente. Uno de los planes de partido de los verdinegros era no permitir que el Palencia impusiera su ritmo. Pero nada, el conjunto palentino jugó a placer, con Dani Rodríguez «campando a sus anchas».

Mejoró defensivamente el Cáceres e incluso se metió de lleno en el partido, pero el «exceso de precipitación» frustró sus aspiraciones. «Es algo que hay que trabajar, hay que concienciar a los jugadores de que no lo estamos haciendo bien».

Estar cerca y no llegar se está convirtiendo en un problema habitual del Cáceres. Lo sufrió en Valladolid, recordó Blanco, que espera que ahora que el equipo empieza a tener continuidad sea un problema que se pueda solucionar.

Y sin alarmismo, el preparador verdinegro reconoció que las victorias empiezan a ser necesarias para sacar la cabeza de abajo. Y clave en ese objetivo es el partido del próximo sábado en Burgos ante el Tizona, uno de los encuentros que tiene pendientes el Cáceres. Tanto extremeños como castellano leoneses tienen las mismas victorias, tres. Pero el Cáceres tiene pendiente un partido más, contra el Melilla, que se jugará el 2 de febrero.