Un club de perfil medio como cualquiera de los cuatro que representarán a Extremadura en Segunda B --cada uno con su historia y su status-- debe cuidar su imagen para ser meritorio en cuanto a reconocimiento público y consiguiente seguimiento. Ultimamente, el Cacereño lo estaba haciendo bien, incluso desde la complicada ventana de la discreción.

Ayer, sin embargo, dio el petardazo público con un movimiento que denota una torpeza infinita. En el día que están los jugadores y el técnico citados --el primero-- se prohibió tomar imágenes --televisivas y de prensa-- del nuevo equipo, lo que hubiera ilustrado el reportaje adjunto. Solamente se dejó hacer la foto de los nuevos fichajes. Nada del resto, del grupo por primer vez junto. Lo dicho: gesto feo. Mala maniobra. Rectifiquen.