El Tour 2012, presentado ayer en París, no tendrá tantas llegadas en alto como en las ediciones precedentes (solo tres). Pero no por ello será menos duro, ni dejará pasar los Alpes o los Pirineos. Será el Tour de siempre, aunque con dos novedades importantes. Una, que la grande boucle se apunta a la moda de la Vuelta y el Giro; la de buscar cimas inéditas, de corto kilometraje pero con durísimos desniveles, que obligan a los corredores a retorcerse sobre sus bicis, lo que prima el espectáculo sin hacer daño a la general. Y la segunda es el retorno de la apuesta por la contrarreloj, casi olvidada en los dos últimos años. El Tour del 2012, que comienza el 30 de junio en la ciudad belga de Lieja, tendrá nada menos que 96 kilómetros de lucha contra el cronómetro, casi el doble que en la última edición.

EVANS, FAVORITO Si solo se coge el cuaderno de recorrido, adelantado por la organización, enseguida se puede pensar que el Tour del 2012 está pensado para un contrarrelojista como Cadel Evans. Pero si se escucha a Samuel Sánchez, campeón olímpico y último vencedor de la montaña en la ronda francesa, y se atienden sus palabras sobre el escenario del Palacio de Congresos de París (allí se presentó ayer la edición 99 de la prueba), enseguida se comprende que si el número uno está en forma no hay obstáculo que se le interponga. "El Tour del 2008 era para contrarrelojistas y lo ganó Sastre. El del 2012 se adapta perfectamente a Contador. Da igual como sea el recorrido porque es el mejor, porque no irá al Giro y porque si está en forma se defiende en la contrarreloj como el que más".

"Los rivales serán los de siempre. Puede que la montaña no sea tan espectacular, pero hay cimas inéditas que hay que reconocer", añadió Contador, que deberá inspeccionar, sobre todo, La Planche des Belles Filles, en los Vosgos, llegada de la séptima etapa, cima dura y con porcentajes por encima del 14%. Y el Muro de Péguère (14 etapa, Pirineos) con porcentajes que se acercan al 20%, lo nunca visto en el Tour. "Son etapas formidables", dijo Christian Prudhomme, el director del Tour.

Por lo demás, La Madeleine y la Croix de Fer, en los Alpes, y Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde, en los Pirineos. El Tour de siempre, el que afrontará Contador sin cometer la locura de desfondarse en el Giro, siempre y cuando salve el obstáculo del TAS, el próximo mes en Lausana.