Tadashi Yamashina no pudo contener las lágrimas al firmar la muerte de su hijo deportivo : el equipo Toyota de F-1, que alumbró hace nueve años. A su lado, Akio Toyoda, el gran jefe de Toyota, confirmó con gesto de consternación que el gigante mundial de la automoción, el primer fabricante de automóviles del mundo, se ve obligado a dejar la máxima competición, el gran escaparate. Lo primero es la supervivencia de la supercompañía, de cientos de miles de puestos de trabajo en Japón y en el mundo. El segundo año en números rojos --los únicos en su historia-- obliga a la decisión anunciada entre llantos.

El harakiri de los jefes de Toyota frente al disparo de decenas de cámaras Nikon y Canon recordó al mismo anuncio un año atrás del presidente de Honda, Takeo Fukui, o al de Ikuo Mori, presidente de Subaru, cuando escenificaron, con idéntico dramatismo, la retirada de Honda de la F-1 y de Subaru del Mundial de rallys. Suzuki tomó la misma decisión, mientras que Toyota, propietaria del circuito de Fuji, ya anunció el año pasado que renunciaba a organizar el GP de Japón en el 2010. Bridgestone, el gigante de neumáticos japonés, acaba de confirmar que se retirará de la F-1 a finales de la próxima temporada. Japón dice adiós a la competición mientras capea la crisis mundial que tan activamente ha golpeado al sector del automóvil.

Por primera vez en su historia, Toyota arrojó una cuenta de resultados en el 2008 con números rojos: 3.300 millones de euros de pérdidas, una cifra muy similar a la que presentará al cierre de este ejercicio. El ajuste era inevitable para el equipo de F-1 que consume 300 millones de euros cada año y, lo peor de todo, sin resultados: Toyota no ha conseguido una sola victoria en F-1 en sus nueve años en el gran circo: "Es una decisión muy, muy dolorosa", explicó Toyoda, el presidente de la compañía y un expiloto aficionado, "pero no había otra alternativa".

Toyota sigue así el camino emprendido por el equipo Super Aguri y el otro gigante de la automoción japonesa Honda. La crisis ha golpeado a los constructores, pero no solo en Japón. BMW también ha dicho adiós este año a la F-1 tras vender sus acciones en Sauber, que ahora podrá heredar el puesto que deja Toyota.

ESFUERZO INUTIL Toyota intentó mantener el equipo hasta el último momento, y de hecho firmó el pacto de la Concordia hasta el 2012, algo que no hizo BMW. Ese pacto obliga a la escudería a participar en el Mundial hasta ese año, con graves penalizaciones económicas si falla. Por eso la FIA insta a Toyota a realizar "una aclaración jurídica urgente".

La asociación de equipos (FOTA) echarán un cable al equipo de John Howett, director del equipo japonés. "La salida de un importante fabricante de automóviles no puede ser subestimada y sus razones deben ser abordadas", explica la FOTA, quien, sin embargo, recuerda que para el 2010 "hay más equipos inscritos que en cualquier año desde la temporada de 1995". A ello han contribuido los acuerdos para el suministro de motores con un precio máximo de seis millones de euros por temporada y a la política de reducción de costes que la FIA, insistió ayer, seguirá "alentando".