El mundo del waterpolo, y del deporte español en general, amaneció ayer con una trágica noticia. Jesús Rollán, el portero de la época dorada de la selección española, con la que fue campeón olímpico y mundial, decidió poner fin a su vida a los 37 años. El exjugador estaba sumido en problemas de depresión y de dependencias y seguía tratamiento en un balneario de La Garriga desde el pasado mes de octubre, según confirmó ayer el Comité Olímpico Español (COE).

La policía local de La Garriga recibió ayer un aviso, a las ocho de la mañana, efectuado por el propio establecimiento. El cuerpo de Rollán yacía sin vida en la vía pública, presuntamente tras haber caído, unos 15 metros de altura, desde el balcón de la habitación que ocupaba, la 303. En la habitación de al lado, ajena a todo lo ocurrido, dormía la madre del exjugador, que estaba unos días de visita.

UN MAZAZO Los investigadores de los Mossos d´Esquadra no encontraron ningún documento de interés en el registro de la habitación del malogrado deportista. Con probabilidad, hoy se efectuará la autopsia para concretar las causas de su muerte. La Federación Española de Natación (RFEN) y la Asociación Española de Clubs de Waterpolo acordaron la suspensión de la decimoséptima jornada de la División de Honor de waterpolo, que debía disputarse durante este fin de semana.

La noticia de la muerte de Rollán, que había sido un total de 443 veces internacional y que había disputado cinco Juegos Olímpicos, en los que logró una medalla de oro (Atlanta-96) y una de plata (Barcelona-92), cayó como un mazazo. Su compañero en la selección Manel Estiarte no podía reprimir la emoción desde Pescara (Italia), donde vive en la actualidad. "Estoy destrozado, son unos momentos muy duros para mí. No puedo ni hablar", se disculpó entre sollozos el histórico capitán, que estuvo en seis Juegos Olímpicos, uno más que Rollán.

El exportero debía asistir el pasado jueves a un acto en Madrid en que el COE homenajeaba a los españoles con un mínimo de cinco Juegos. Rollán tampoco asistió, en octubre pasado, a un homenaje que el waterpolo catalán le ofrecía, junto a Jordi Chiqui Sans y Pedro Toto García, dos jugadores igualmente retirados recientemente.

DESINTOXICACION El COE desveló ayer que el propio Rollán había solicitado ayuda para seguir un tratamiento de desintoxicación, a lo que el organismo olímpico español accedió a través de su programa Tutoría de Deportistas, que sufragaba íntegramente los costes. El exportero se encontraba en la segunda fase de rehabilitación, por lo que no se suponía que el desenlace podía ser tan trágico como el que se desencadenó ayer. "Estiarte, Sans y yo hablamos el pasado jueves para ver la manera de ayudarle", declaró ayer Rafael Blanco, director general del CSD y expresidente de la Federación Española de Natación.

"Era la alegría de todos, la imagen de la vitalidad, el que siempre estaba dispuesto a animar a cualquiera", explicó Blanco. Sin embargo, en los últimos tiempos los problemas habían ensombrecido el carácter de Rollán. Tras su retirada como waterpolista, finalizados los Juegos Olímpicos de Atenas-2004, se separó de su mujer y tuvo problemas para ver a su hija de dos años y medio.