El seleccionador italiano, Giovanni Trapattoni, mantuvo ayer sus opciones al cargo, un día después de la eliminación, y siguió escudándose en la "mala suerte" para justificar el fracaso.

"A mí le selección me gusta. He llegado a ella y trabajado con una gran entusiasmo y sigo teniéndolo. Soy una persona que nunca renuncia a nada ni tira la toalla. En mi vida siempre, desde pequeño, he tenido que afrontar grandes dificultades. Mi continuidad no es decisión mía", dijo.

"¿Fracaso?, es verdad que tenemos una gran desilusión. No se si ello se puede asociar con el término fracaso. Yo desde hace muchos años he estado sobre el terreno de juego (jugador y técnico) y se que una cosa son las palabras y otras lo que dice el balón, el campo, donde todo puede pasar", señaló.

Trapattoni, no obstante, se ha mostrado "convencido de que la selección italiana aún es una de las más fuertes, en Europa de las cuatro-cinco mejores. También es verdad que a veces tenemos una valoración excesiva de nosotros mismos, cuando el fútbol evoluciona en todo el mundo".

"Estoy convencido de que la selección resurgirá en la fase de clasificación para el Mundial de 2006 y que demostrará que el fútbol italiano está en lo alto. Pese a lo sucedido aquí y en el mundial´2002 (eliminados en octavos por Corea)", añadió.

En su "punto de vista técnico", Trapattoni se perdió entre lo divino y lo humano, refiriéndose a la "poca fortuna" que había tenido el equipo transalpino.