El Cáceres Creativa, máximo representante del baloncesto masculino extremeño, no atraviesa por su mejor momento. La espiral de derrotas está creciendo peligrosamente para preocupación de jugadores, técnicos, directivos y aficionados. El deporte es así: un equipo que parecía muy bien confeccionado, que ha demostrado su poderío durante todo el campeonato, atraviesa una crisis de resultados que no parece tener fin. Esto ocurre muy a menudo en la alta competición. Ni los protagonistas aciertan a explicar cuál es el origen de tamaña transformación en negativo. Es justamente lo contrario a lo que ha ocurrido con el Cacereño en fútbol: antes no ganaba a nadie. Ahora parece que saca la cabeza del hoyo y que tiene el objetivo de la permanencia muy cerca. Ni unos deben dramatizar ni los otros lanzar las campanas al vuelo. En el caso del baloncesto, la meta es todavía posible y en el del fútbol no deberían descuidarse. Esto del deporte es muy traicionero. Por eso mismo es tan apasionante: todo puede suceder... afortunadamente.